martes, 20 de abril de 2010

Born to run

Amo la belleza, como amo la pasión de un beso o la calidez de un abrazo. Amo la gente mojada por la lluvia que mira entre la multitud, que espera un ser amado. Amo encontrar amigos de repente. Amo hacer cosas descabelladas que nadie haría. Amo contemplar otros locos, que como yo, imponen sus reglas a las que se consideran normales. Amo el cine francés, el francés y amo Francia porque allí amé. No se puede explicar con palabras cierto tipo de sentimientos. No entiendo porqué no ir al cine solo, si realmente es una experiencia solitaria entre la pantalla y tú mismo. Cuando se apagan las luces sólo quedas tú y la película, y todo lo demás pasa a un segundo plano; si acaso tiene relevancia es por lo que el film evoca en ti.

Voy a vivir mi vida sola, aceptar que todo es como es y alzar el vuelo. No tengo las alas atrofiadas porque mis alas están en mi mente. No necesito otra ciudad ni otro país para ser yo misma. No finjo si mis héroes han muerto o no me apetece sonreir. Voy a aprovechar mi vida al máximo.

Hoy dos chicos diferentes me han dado conversación en la librería. Uno me recordaba de Nochevieja (pero yo a él no, y creo que es porque no lo conozco de nada absolutamente, pero él se fijó en mis antenitas de estrella y así me lo ha dicho) y otro no me conocía de nada pero se ha interesado bastante en mi turno de trabajo. Digamos que a ciertas sonrisas y comentarios se les llama flirtear. Cosa que denota aún cierto atractivo en mi, o cierto carisma...

Pero lo mejor del día ha sido la visita del pequeño abrazador furtivo, que se ha saltado la clase de inglés para ir a verme y estar conmigo un rato. Sin duda es la mejor sonrisa que podía recibir... a falta de otra concreta.

He descubierto una nueva musa francesa. Una Scarlett para mi colección. Hay seres que físicamente para mi son perfectos, o reúnen cierta perfección en alguna parte. Es verdad que se puede tener unos ojos enormes, una nariz pequeña, unos labios grandes y carnosos, un pecho del tamaño perfecto, del que cabe en una mano sin desbordarla, con la tersura y la turgencia de una adolescente, una cintura delgada, unas piernas esbeltas y una sonrisa y mirada que hacen enloquecer. Nunca pienso que esos seres carezcan de inteligencia, porque sería proyectar una frustración que no poseo hacia ellos. Y tampoco son producto de la gran pantalla... a alguno he tenido la suerte de besar.

Como podrían ser los ángeles o lo son los niños preciosos que acaban de llorar y te miran con los párpados hinchados y las pestañas mojadas, con esos labios rojos, del color de las fresas maduras...

Creo que en Francia hay belleza, belleza que quiero vivir y respirar cada día.

Deseo demasiadas cosas, y creo que demasiadas cosas deberían ser diferentes a como son. Quiero volcar mi alma entera, desbordar la realidad de mi, dejar de ser la incomprendida.


¿Sabes por qué no estoy en tu corazón? Porque soy tan grande que no quepo.

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