viernes, 13 de mayo de 2011

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Ahora el pelmazo de Woody Allen descubre a Léa Seydoux. Ya escribí sobre ella el 19 de abril de 2010 [Born to run]. El colega no tiene un pelo de tonto.

>> He descubierto una nueva musa francesa. Una Scarlett para mi colección.(cita)
Es normal que si a los dos nos gusta Scarlett coincidamos.

Hoy sólo pienso en algunas cosas que ya no voy a hacer como ir a Roma o a Florencia con alguien que conozca la ciudad o formar una pareja de artistas poco convencional, con casas-taller y muchos espejos en las habitaciones.

Es mejor que no escriba nada.

Me queda Bukowski, ir al río a mirar los peces en vez de a escuchar el agua, las pelis de chinos, los gatos cabezones, los perros cerdito... y demás tonterías que son las que más dañan.

jueves, 12 de mayo de 2011

Ángeles de pelo dorado

Ayer, después del terremoto, decidí salir de casa. Tenía aún la duda de si presentarme al Creajoven o no en la modalidad de literatura, ya que en todo lo demás se han pasado los plazos... (no porque no los tuviese controlados). No me pinté los ojos. Me hice un moño de samurai horrible con un turbante de coletero en el que recogí todo el pelo y me vestí. Fui andando hasta el centro, con las gafas de sol por si lloraba. Hice las fotocopias y me senté en Santo Domingo a leer un poco, igual para convencerme de que no tenía sentido. A la tercera hoja, justo en el fragmento de mi infancia en San Antolín, llegó una niña. No le importó que estuviese leyendo. Ni siquiera me preguntó mi nombre. Me dijo que íbamos a jugar con una pelota naranja que tenía en la mano. La había encontrado en el suelo, en ese mismo jardín. Me la pasó sin darme más opción.

Me dijo que le gustaba mi moño, que porqué lo llevaba. Me dijo que le gustaban mis uñas, que eran rojas brillantes y bonitas (Dos cosas increíblemente buenas que ninguna persona adulta habría apreciado en mi ese día, ni siquiera yo).

Al rato se cansó, me preguntó qué leía. Me dijo que le leyera mi cuento. Le dije que era posible que quizá no lo entendiese, me dijo que lo entendería, que leyese. Le leí algunas cosas, de mis cometas con hilos y bolsas, de pintar debajo de la mesa del salón, de las pegatinas de los chicles...

Quería seguir jugando. Así que guardé todo. Le dije que con quien estaba. Su papá era un chico joven que estaba sentado en el banco de enfrente. Dijo que no importaba que hablase conmigo, que estaba cerca. Su papá era realmente joven para tenerla a ella.

Pero no importaba nada. En ese momento era la niña más dulce y más bonita del planeta, que no me dejaba leer para que no llorase, que sonrería todo el rato, hacía estrategias y saltaba como un cabritillo detrás de la pelota naranja. El sol hacía ese naranja muchísimo más eléctrico.

Al rato su papá cambió de banco y se vino al nuestro. Era poco hablador pasaba bastante de ella, pero sonreía un poco cuando decía alguna cosa aún más brillante que su pelo. Su papá tenía una carpeta con papeles del servicio murciano de salud, creo, e intentaba mirarse los temas, o a saber. Eso a ella le importaba poco, ya que su papá estaba tenía que jugar con nosotras también.

Me pasé más de media hora jugando con su papá, al que le cogía de la perilla cada vez que hablaba con él, cosa que me hacía un montón de gracia, y con ella. Luego jugamos a juegos de manos, de los que siempre juegan las niñas, y a otro muy chulo con los zapatos que me enseñó ella. [Y el zapa teeero limpia zapaaaa tos, uuu nos ne gros y ooo tros blan cos]

Su papá dijo de irse, así que le dije que otro día jugaríamos. Al despedirse me dijo al oído que la próxima vez jugaríamos a lo que yo quisiese.



Esta mañana he llevado los papeles. Sin pensar más en si estaba mejor o peor.

martes, 3 de mayo de 2011

(que vuelva)

Justo cuando nos hayamos apartado lo suficiente como para que el rumor del agua esté a punto de desaparecer, desearemos en voz baja... (que vuelva) Aunque no se refiera a eso, puede ser cierto que cuando estamos a punto de crear una verdadera fractura con algo que queremos o que habíamos creído que sería una buena idea dejar atrás, la duda se apodera un segundo de nosotros y susurramos sin que nadie más pueda oírlo la auténtica verdad.

Somos gente del montón intentando ser diferente, incluso aquel que consigue creer que es distinto se acaba estrellando con su naturaleza. Aunque algunos son más montón que personas y otros no intentan ser nada. Lo especial es tan sólo una percepción.

Hace unos días quería hablar de bastantes cosas, como la desgraciada muerte de Candy Darling, que me recordaba a la película de Boys don't cry, y cómo los medios de una época pueden limitarte hasta destruírte, a pesar de estar luchando por un sueño honesto.

Se me ocurrió otro tema que no recuerdo. Hoy el día va de eso. Mi hermano acaba de decirme que mi padre comienza a olvidar algunas cosas simples. No es tan mayor. (Preocupante). Creo que no atino a escribir nada coherente. Me he puesto el nuevo album de Vetusta Morla de fondo, pero no es igual... y las mejores las conocía. Las tengo en versiones acústicas mucho más personales que la versión album. Los temas, como siempre, acertados, intersubjetivos, nexos de emociones, tocan a cualquiera... pero falta pasión y fuerza, creo. Son como el plan, falta la acción.

Nada volverá a ser Copenhague, ni el resto.

Hoy he soñado que mi amiga artista afincada en una isla se quedaba embarazada, y sufría mucho porque no sabía si iba a poder mantener a su futura hija, a la que llamaban Isa. Su pareja no paraba de consolarla diciendo algo así como que 'el jabón acabaría por crear burbujas'. Algo bonito que parecía significar que al final todo iría bien. Yo había viajado en coche hasta la isla (sí, en coche) y cuando llegué me encontré con la conversación, la escuché y me fui en silencio, no le dije que había estado.


Estoy fatal de la alergia.