viernes, 29 de noviembre de 2013

Linger

Si actualmente alguien me emociona tanto como Dolores O'riordan de The Cranberries, ésa es Florence Welch de Florence and the Machine. No es que se parezcan realmente pero las dos logran inspirarme los mismos sentimientos, una combinación perfecta de fuerza y delicadeza, que hacen que su voz persista en mi memoria. Banshees maravillosas. A Dolores la vi en directo aquí en la ciudad, estuvo apenas a cinco metros de mi.

Sonidos, sonidos... que acallen el llanto.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Mi mazurca

El sábado pasado cené en un restaurante asiático y no sé por qué a partir de entonces tengo dolor en el estómago, no es que me afecte a nada más, pero cada vez que como algo me duele bastante y es como si me costase digerir. Seguimos a jueves y no me siento mejor. Pero realmente menciono este suceso, que es lo más nimio de mi cotidianidad, como punto de partida para comentar que por fin he retomado Anna Karenina como se merece. Pensé en escribir una entrada titulada "Karenina congelada" por todo el tiempo que tenía aparcada la obra, y, al menos, esta semana ha logrado que la siga.

Hay una parte del libro en la que uno de los personajes, Kitty, una bonita joven que comienza a despuntar en sociedad, sintiendo amor por otro joven que la cortejaba hasta ese entonces, se reserva para bailar con él. Kitty llega a rechazar a cinco pretendientes, por el deseo intenso que tenía de bailar la mazurca con dicho joven. Pero cuando llega la hora del baile el joven saca a bailar a Anna y la desolación de Kitty se va palpando con cada movimiento. Se ve sola, y no importa que su madre le consiga inmediatamente otra pareja de baile. El baile para ella ha terminado.

Creo que he pasado demasiados años esperando bailar la mazurca con un joven que nunca me amó, y supongo que el resto de pretendientes ahora bailan felices sus vidas con doncellas que les prestaron más atención. No puedo quejarme porque haya despertado del ensueño y de repente escuche los primeros acordes, y me perciba completamente sola en la pista, sin pareja, cuando todos están bailando o listos para hacerlo. Supongo que es demasiado injusto que ahora desee ser feliz.

Esto no va de ninguna forma y me lleva a pensar a ratos que a las mujeres a las que suele irle bien en el amor es precisamente porque no preguntan y no respetan, sólo imponen. Que ofrecer condescendencia o autonomía, comprensión o lo que quiera llamarse, no es más que cavar tu propia tumba y dar margen para que no te necesiten. Cuando pasas, cuando eres realmente despreocupada, frívola y caprichosa, entonces el éxito llega fácil, es ilógico pero es cierto. Y no hay más.

Puedo quedarme perfectamente sentada mientras suena la música por mucho que soñase el bailarla con alguien, estoy acostumbrada al fracaso. Puedo seguir deseándolo en mi mente y asumir que como tantas otras cosas no me ha tocado a mi, por mucho que haya buscado la ocasión. La oportunidad tiene que presentarse o tienen que dártela. Quizá sea tarde para desear.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Aquel lugar feliz (lo que aún recordamos)

El año pasado en un ejercicio de relajación no demasiado profesional tampoco pero que trataba de ponerte en contacto con tu lugar feliz, tras algunas preguntas y pequeñas pruebas, después de la respiración y el resto de detalles, la práctica requería volver a un lugar del pasado que tratase de reflejar tu idea del paraíso. Y no sé si es porque estaba echada, o porque de repente la naturaleza y las personas se me hacían indispensables, o sencillamente porque era irremediable que fuese otra época, pero pensé en la tarde de abril de 2005, cuando nos tiramos sobre la hierba que había al lado del Aulario Norte, donde se daban las clases de Bellas Artes, rodeada de compañeros que tal vez no fuesen mis mejores amigos, pero que aportaban calidez y sonrisas al momento. Donde estaban mis amigos artistas, y donde me acompañaban la chica bluedependiente y el chico que probablemente más me quería en aquel momento. Ése era mi lugar feliz, con 20 años, al que podría regresar una y otra vez sin cansarme sintiendo el sol, echando fotos, riendo, escuchando sus voces y teniéndolos tan cerca.

Ayer justamente hablé de ello con uno de los protagonistas de la escena y fue excepcional leer que para él también fue un momento a recordar. No pensé, sin embargo, en los ratos que pasaba con x, ni muchas otras anécdotas que podían asemejarse, era ése, ése y ningún otro, con ellos.

No siempre el amor decide la vida, los amigos y las personas que están, que te acompañan en cierto punto son piezas exactas. Mi puzzle está plagado de piezas que se quedaron puestas, como una parte irreemplazable. Y quizá volver a mirar una de ellas se me hace melancólico desde la perspectiva del tiempo, y sólo querría volver y quedarme donde estuvimos juntos.

Supongo que he tenido días mejores. Y que no me siento parte del proyecto ni la felicidad de otro alguien.

Todo podría haber sido distinto, pero no, y las relaciones son también una cuestión de coincidencia, el momento es decisivo, y ése no fue el nuestro. El de ahora... no se sabe. Y cada vez sé menos de la corriente del que baja.

Creo que algo me hizo inmensamente feliz y triste al mismo tiempo en una sola línea, algo cercano a lo que soy y es mi recuerdo y por eso estoy tan conmovida y me he dado cuenta de lo mucho que extraño ver mi reflejo en los ojos de otro, y sentir su reflejo en mi corazón, y atesorar ese momento como si fuese eterno...

sábado, 23 de noviembre de 2013

Six

La inocencia es una condición extraña para enfrentarse al mundo, básicamente se me antoja la manera de afrontar acontecimientos con una respuesta no demasiado diestra pero sí íntegra, sin esperar nada porque todo se desconoce, sintiendo más que sabiendo. No estoy demasiado de acuerdo con la definición de la RAE en este término. Las cualidades raras hay que cuidarlas, algunas veces incluso son imposibles de preservar pero ésta... ésta depende directamente de lo que es una persona. Quizá no comparto eso de que depende de la experiencia. Conocer eventos similares sólo te da una tenue noción de anticipación que no tienes por qué saber usar como base. Todo lo que viene es nuevo otra vez. Hay que querer empezar o dejarse llevar, hay que ceder a la oportunidad.

No tenía un plan y sigo sin tener uno (podría ser lo más acorde con las circunstancias), pero estoy en un proceso que seguro desembocará en algún punto interesante.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Unlucky

En 2006 construí un hombre de espejos. Estaba hecho con fragmentos de modo que uno no pudiese contemplar su imagen más que fragmentada en él. Rompí yo misma los pedazos porque todo me daba igual, incluso la superstición de los siete años venideros de mala fortuna. Pero a día de hoy, acabando 2013 estaba deseando empezar 2014 sin maldiciones. Esta misma tarde buscando horquillas en una caja he roto sin querer otro espejo...

Tendrá que ser en 2020, supongo.

¿Cuánto dura un espejismo?

No consigo encontrar cuanto dura, pero el mío tal vez duró un par de días y ahora es un "ver qué pasa".

Tendré sed pero no pienso comer arena.

sábado, 9 de noviembre de 2013

"el que baja" y la que está en las nubes

Sábado por la mañana con la única resaca de mi pensamiento. Estos días han sucedido eventos extraordinarios y no sólo por lo que se anticipa el primer y único viaje del año: Barcelona y su salón del manga, sino por la aparición y desaparición de personas que han pasado a formar parte o dejar de formar parte de mi círculo.

Lo que más me apetece es hablar de la increíble suerte que creo que tengo y lo perfecto que podría ser todo si consiguiera relajarme y dejar de estropearlo complicándolo. Al menos soy consciente de que aunque pensaba que no me siento influida por los miedos que acumulo en relación a mis anteriores fracasos, lo estoy, y esta oportunidad se me presenta tan sumamente importante que estoy aterrada, sin más, muerta de miedo, temerosa por todo y comportándome como una cría. Justo lo que no debería pasar.

Estoy maravillada de que cosas así me sucedan a mí, lo predecible era siempre lo malo, y de repente es una locura asombrosa y lo sigue siendo aún más cuando el tiempo sólo hace mejorarlo todo, y descubro un nuevo gesto o una parte que no conocía y me quedo mirándolo, inmóvil, sintiéndome feliz. Esa felicidad que parece un lujo con un precio a cambio dentro de mi estúpida debilidad. Esto es sencillo, bueno, intenso, elegante, inteligente, atractivo de mil maneras, es todo lo que podía imaginar, todo lo que buscaba en un compañero de vida, y no puedo tolerarme fallar. ¿La solución? relajarme y ser yo misma (¿fácil, no?), sin complicaciones, leerlo y releerlo y dejar de hacer la idiota. Y por eso lo estoy escribiendo.

Creo que esta vez mis sentimientos van a fluir tan deprisa como un tren en marcha y la pérdida de control es otra losa implícita, que sinceramente, no me importa ¿desde cuándo lo ha hecho?, ¿por qué me siento tan insegura? o acelerada, o lo que sea... Sólo son cambios y bastante tranquilidad, de hecho tengo inquietud por comenzar a hacer ejercicio en casa, mejorar mi alimentación y trabajar. He vuelto a coger a un lápiz. Y se me ha dado bien, y voy a buen ritmo, y estoy leyendo y tengo ganas de que llegue otro día para hacer algo nuevo.

Tal vez ya esté pasando y es lo que realmente me asusta...

jueves, 7 de noviembre de 2013

Y así será mi barco

Si quieres construir un barco no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho.
Antoine de Sáint-Exupéry