jueves, 28 de febrero de 2013

Only a fighter... are you sure?

Es fácil caer en el error de observar las circunstancias y no ver a las personas. Nos compadecemos de innumerables acontecimientos, de palabras y actos puntuales, de sensaciones concretas en base a tal cosa. Pero las personas están detrás de las palabras y los actos, posiblemente a kilómetros de distancia si ponemos entre medias las circunstancias, por tanto las personas están más allá, al fondo, mucho más lejos de nosotros de lo que pensamos. Cuando todo está mal, cuando estamos mal y la vista se nos pierde en los problemas que nos envuelven, justo antes de renunciar, creo que merece la pena esforzarse por ver realmente a quién está detrás, qué tipo de persona sigue ahí y si esa persona merece ser vista atravesando todo eso. Supongo que en la mayoría de mis rupturas amistosas hubiese querido que viesen detrás de ese universo físico y tratasen de entender el por qué real, lo que no es apariencia. Mi antigua amiga bióloga, o la chica bluedependiente, la afincada en Ibiza y quizá algún otro caso. No sentí en ningún momento que contemplasen más allá de las circunstancias que las dañaban. Palabras... sólo palabras que no querían escuchar para evitar su duda. Para mí es un honor sentir que alguien me hace dudar, de hecho, todas las personas que me gustan consiguen hacerlo, y por eso me gustan más. Sin la duda nadie intentaría nada nuevo, sería un continuo régimen dictatorial de lo que está demostrado y es inamovible. Así que ante todo me gusta ser vista, y después, ser puesta en duda. No estoy terminada y, por supuesto, no es una fácil construcción. Aunque aparente lo contrario mi carácter no es tan brusco, y no estoy luchando constantemente, es bastante fácil hacer tambalear mi ánimo, así que sentir que personas que he tratado de contemplar, de comprender y de mirar con veneración al final decidan que no merece la pena seguir porque las circunstancias no le compensan, a mí me transmiten el sentimiento de "tú no compensas". Pero estoy convencida de que eso no es mirar para ver. Habrán muchos narradores de hechos pero pocos observadores de seres. Creo que he tratado de decir esto mismo repetidas veces sin llegar a explicarlo como ahora. En el momento en que uno se rinde con alguien y dice: "no merece la pena" estás dañando inmediatamente a quien está detrás de las circunstancias. Porque las circunstancias rara vez merecen la pena, ni el esfuerzo, ni la lucha, ni el sufrimiento, ni siquiera la alegría que nace espontánea, quien merece todo eso eres tú y quienes están detrás. Así que no hacer el esfuerzo es subestimarse, y subestimar a quien te está mirando desde el otro lado, sin importar las circunstancias.

Yo no puedo pensar en nadie, con absoluta honestidad, que no haya merecido la pena. Y no hablo del tiempo compartido, sino en sí, llegar a conocerle. No creo que la gente haga el mal por naturaleza, es más bien que se acaba dañando a otros sumado a factores externos. Si alguna vez me ahorré seguir ahí fue porque al otro lado no había alguien que mereciese el seguir mirando.

Nadie permanece junto a alguien que no considere tan bueno como él, que no contemple merecedor de su tiempo y esfuerzo, que no estime a la altura de sus sentimientos, así que desechar a alguien sólo puede implicar que nada de esto se cumpla. Nadie se aleja de gente que considere increíble por voluntad propia, no tiene razón de ser. Los increíbles son entes que deseamos con todas nuestras fuerzas, porque son parte de nuestros sueños. Así que no hay buenas excusas para justificarlo.

Creo que lo que más me duele es la falta de equidad y ese victimismo subyacente que transcurre en paralelo a la otra mirada. Puede ser que yo prefiera apartar de un manotazo las circunstancias para mirar muy de frente a quien quiero mirar. Pero no siempre se puede.

Me quejo infinitamente de circunstancias, de la jaula, de la vuelta, pero sé muy bien qué personas están detrás, cuáles son sus motivaciones, qué les ha llevado a sus errores, y puedo comprenderlas porque no les achaco maldad sino inconsciencia, y por eso no les he negado mi afecto, ni lo sigo haciendo.

Mañana voy a recibir las peores noticias del mundo con mi mejor voluntad.

Yo no me canso de mirar para ver a alguien, y me encanta ver para aprender, si puedo de memoria, a cualquier persona que considere digna de ser vista.

otra puerta falsa

De entre todas las palabras que he escuchado últimamente acabo de reparar en aquellas de: "jamás me he propuesto ser el novio de" como diciendo que realmente nadie aspira en su vida a ser la pareja de x persona, que uno piensa antes en las millones de cosas que "ser" por uno mismo, y la verdad es que en cualquier descripción que haya hecho de mí misma, y no sólo en este blog, la respuesta ha sido siempre: Artista y Amante. ¿Por qué no se puede considerar para definirse esa capacidad? Ya escribí acerca de que el concepto amante está mal empleado, pues no es quien comparte sexo, sino amor. Amante es el que ama y tiene la capacidad de amar, y por eso es de los mejores adjetivos que puedo usar. No me importaría nada que entre los mayores logros de mi existencia se destacase ése... nada en absoluto. Seguramente es tan importante porque ni soy artista, ni soy amante, porque ni llego a triunfar en el arte ni mucho menos en el amor, pero no puedo considerarme más ninguna otra cosa.

Nadie va a buscarme, amigo artista en el exilio, porque nadie me necesita a ese nivel, y no son peligrosas las palabras cuando nada habita debajo. No experimentamos las mismas necesidades. Sí que puede ser parte de mi carrera por alejarme de fantasmas pasados el desvivirme por el presente como si fuese a catapultarme a un futuro inevitablemente feliz, olvidando que esa construcción es también posible estando sola, pero ya he vivido una etapa y otra. No tengo piso al que correr cuando alguien me formatea el disco duro por error... ni me rompe el corazón por error, me grita por error, me responsabiliza por error, me daña por error... ni ninguno en el que disfrutar del silencio y pintar. Tampoco tengo una tienda llena de gente que quiere hablar, ni una clase... sólo queda la jaula. La peor sensación es que aún con esto "tengo" que agradecer estar aquí, como quien debe conformarse con su desdicha para ser bueno y no ir al infierno. El infierno suele ser otro día más aquí, aguantando los reproches continuos y la culpa constante.

Hay momentos en los que no tengo muy claro si la búsqueda de otra salida es otra puerta ficticia que acabará cerrándose de otro portazo, volviendo a desordenar lo que con esfuerzo he ordenado y así, vuelta a empezar otra vez, sin rechistar y dando gracias. Fuera tal vez nunca sea fuera y ni siquiera el futuro pueda ser ya de alguna manera parecido a lo que fue la infancia.

Para mí sólo tienen sentido algunos trayectos y éste no lo tiene, al margen de que emprenda proyectos a ratos. Cualquier ilusión compartida es mucho más rica y uno cuenta con más alternativas que estando solo. Y sólo tengo que mirar un poco atrás para ver que si algún ápice de mi producción tiene interés ha sido elaborado justo en los momentos en que me he sentido alegre y he podido compartir esa alegría. Es como viajar a Praga y pensar que de otra manera podría ser mejor... no fue algo que sintiese en París o en Londres, realmente porque en Londres no tenía ya ninguna aspiración más que sorprenderme si algo salía bien. Y la culpa, obviamente, no era de Praga.

Es un sentimiento extensivo que lleva demasiado poblando mi ánimo, supongo que tal vez desde febrero de 2012 o así y no ha logrado sobreponerse convertido en algo duradero, es más, ahora es lamentablemente peor y no augura mejora.

martes, 26 de febrero de 2013

Recordé A salto de mata

A los once años empecé a escribir, supongo que atrapada en un periodo de absoluta decepción, rechazo, exclusión y desarraigo. Nunca fui una feroz lectora, aunque tampoco dejé de leer, pero lo hacía más en verano o etapas en las que me sobrase tiempo. Recuerdo que las novelas más interesantes que conocí hasta entonces (tal vez por los 14 años o así) las leí gracias a mi amiga independiente. Ella siempre estuvo a la cabeza en intereses más maduros de los que por aquella edad pudiese tener y, por supuesto, aquellos temas problemáticos me sorprendían y acompañaban en mi angustia adolescente.

Hoy leyendo a Auster he recordado que "A salto de mata" estuvo entre aquellos libros. No lo conservo porque me lo prestó ella. "El libro de las ilusiones", que es el que tengo entre manos, tampoco es mío. El día que me operaron, en el verano de 2011, la madre de X iba a darlo a la beneficencia carcelaria. Tenía más libros esparcidos por la casa. Le pedí que me lo dejase junto a otras lecturas en francés. Ese día también operaron a su perro. Echo de menos salir al balcón y mirar al monte, muchas veces sueño en otro universo que se parece más a ése...

Tengo un poco de miedo y un hormigueo incesante que renace cuando dejo de actuar automáticamente. Si ceso, pienso, y vuelve la preocupación. El desenlace al margen de mis novelas.

Ayer terminé "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero". Brillante, pero, sobre todo, emotivo. Tengo incluso la tentación y estrambótica idea de escribir al doctor Oliver Sacks para expresarle mi admiración y gratitud por su contribución científica y humana, a pesar de no incluirme en el ámbito científico. Estoy convencida de que para cualquier lector, sea cual sea su procedencia, su obra resultará valiosa, tanto para reflexionar acerca de nuestra condición como organismos cogniscientes e inmensamente complejos, como para asumir que, en el futuro, seremos personas "mayores". ¡Qué grande es escribir algo tan grande! y con ello, además, ayudar a otros. Ojalá pudiese llegar a la millonésima parte de lo que eso significa.

viernes, 22 de febrero de 2013

Medidas inesperadas

Esta entrada es un agradecimiento a las personas que han dedicado algún momento de su tiempo a leerme (con atención y por placer) a pesar de la densidad y mi aún imperfecta forma. Sobre todo agradecer a la gente completamente anónima que visita el blog desde otros países más allá de España (me hace ilusión ver países como Alemania, Estados Unidos, Chile...). Últimamente las visitas han crecido y no sólo por los habituales. Alguno de mis lectores posee una entrada muy visitada por la cual mi número de visitas se está multiplicando al encontrarse mi referencia como uno de sus blogs más visitados. Este rincón que nació siendo secreto y poco a poco se hizo habitual de mis muy allegados ha crecido cada vez más, al igual que van creciendo sus entradas (ya son casi cuatro años). El caso es que he decidido añadir el contador que veis a la derecha, sin más intención que seguir un poco ese crecimiento. Tal vez sólo sea una afluencia de clicks que sin importancia cierran la página y van a otra que les interese, tal vez implique más lectores que desde la ventana mágica se acercan a descubrir mis inquietudes. Nunca me he parado a reflexionar exhaustivamente acerca de la magnitud de mis palabras a nivel extensivo a pesar de ser éste un medio universal, es más, me quejo incesantemente de la búsqueda de reconocimiento incesante de los perfiles que habitan el mundo porque esto para mí no espera recompensa. Pero la recompensa es precisamente ver las visitas periódicas, los países que se repiten, los comentarios... Así que, bueno, he sentido que igual el momento de hacerlo público pueda ser éste, sin más aspiración que dar alguna dosis de estas líneas en cualquier otro medio para que quien quiera visualice el resto aquí. He abierto una cuenta en twitter: @EMirreversible. Mi nombre es eternairreversible.

Reconozco que en mis estallidos de desesperación, furia o tristeza, algunas veces, he publicado algún fragmento en facebook, líneas que extraídas por la perspectiva temporal suenan bien e incluso a mí misma me enseñan, me recuerdan. Me releo en ocasiones y no parezco yo, quizá sea el efecto de la escritura semiautomática. Hay que dejarse llevar en el teclado. Siempre escribo sobre la plantilla, pienso durante el día, me siento y escribo, y ya está. A veces las líneas están en mi cabeza gritándome por salir y casi quiero correr a casa a redactarlo, pero no elaboro en word u otros programas para corregir. Siento, escribo y leo una vez publicada, corrijo con el lápiz sobre mi fondo negro. Así ha sido siempre, me da un poco de miedo que eso cambie.

Si me he lanzado a hacerlo algo más público es más por apreciar los mecanismos del posicionamiento online y el trabajo de community manager que tanto está en auge. ¿Realmente se puede ser famoso así?. Si aumentasen mis visitas y la gente realmente me siguiese como algo habitual creería más en serio lo de publicar algo, decidirme a publicar un libro. Papel o digital, da igual, tan sólo una novela basada en la ficción autobiográfica (supongo que menos autobiográfica que el blog) y por supuesto, menos inmediata. Pero uno siempre está debajo de lo que dice, hace y escribe, así que... simplemente gracias. No creo que me haga rica por esto.

También he creado el twitter de mi marca, que hasta que no esté registrada no mencionaré y que va a ser el proyecto de este año. Siento defraudaros con una entrada tan poco expresiva, quería que supieseis el contexto de este envase.

Vamos a tener que jugar al final para ver hasta dónde podemos llegar.

jueves, 21 de febrero de 2013

Este azul siempre refleja el cielo

Hay detonantes bastante sencillos para empezar a hacer las cosas. El 23 de enero adquirí por casualidad un esmalte de uñas de un azul eléctrico muy brillante. Si giras la uña el efecto es metalizado, con pequeños gránulos centelleantes. Me pareció una buena excusa para dejar crecer mis uñas comidas. Dije exactamente: "yo por este azul lo haría" y pasado un mes mis uñas están bastante bien, y largas.

Como esta insignificancia el acontecer diario se muestra cargado de leves decisiones que pueden o no alterar tu desarrollo en base a aceptar un compromiso, y ese compromiso será leve puntualmente y profundo generalmente si se incluye en una dinámica del "lo haré".

El azul de mi tristeza también refleja el cielo y mira ese pasado brillante anhelando un futuro resplandeciente, en un presente congelado al que espera algo después.

De pequeña me maravillaban las transformaciones. En las series de anime hay muchas, también en las películas de magia. A veces no eran sólo personas que se transformaban en animales y animales en personas sino gente que podía cambiar su cuerpo por otro alterando su personalidad para poder hacer algo que simplemente siendo ellos mismos no podían. En esa metempsicosis se percibía igual, pero encarnado en un concepto distinto capaz de revolucionarlo todo. Nosotros necesitamos esas metáforas igual que un cristiano que lee la Biblia. Mi primo se obceca en pensar que ese libro no tiene sentido, porque lógicamente no es actual, olvidando que se escribió hace más de dos mil años, que ya en sí mismo utiliza alegorías clásicas, mitos y referencias a culturas más antiguas. Nuestra formación como personas, la inmersión en la cultura natal, parte de la conceptualización, de remitir una idea a una forma concreta, o una forma concreta o concepto a un significante y un símbolo. De ahí que me pregunte ¿acaso no podemos reeducarnos? En la decisión y la voluntad se está creando. En la imaginación se está creando. ¿Por qué no podemos creer en seguir creando psicológicamente? Y no me refiero a algo material sino al darnos la oportunidad a nosotros mismos para hacer las cosas, permitirnos ese lujo tan perturbador. Somos seres autolimitados con un aparato para pensar, sin embargo, alucinante, fabuloso; con un cuerpo capaz de interpretar tantas sensaciones y matices que jamás una máquina podrá llegar a asemejarse. El arqueo de una ceja, un leve temblor en el labio, temperatura, presión, olor, sensación, gusto... y todo eso envuelto en capas y capas de sentido, contexto, concepto, y aún así aún nos preguntamos ¿por qué a veces no somos capaces de entender la realidad tal como es?. ¿Cómo es la realidad? Un ente tan abstracto..., una convención... y ninguno de ambos. Cuando divago intento volver a la objetividad como quien mira una brújula pero todo el mundo tiene un lado objetivo tan válido como el nuestro. Un hecho es simplemente un suceso que se produce frente a todas esas miradas, entre todas ellas, y cada uno lo narrará en base a cómo ha aprendido a interpretar las cosas y lo expresará en base a como ha aprendido conceptualizar las cosas. De ahí que la frase de que cada persona es un mundo tenga sentido, pues el transcurso de la vida es único, tarado, lacrado, bendecido, favorecido, merecido o no.

Hice de un azul una realidad diferente porque me di a misma la oportunidad de hacerlo y ahora este azul siempre refleja el cielo. Podría seguir permitiéndome crear otras realidades, como la magia de mis series, creando cambios de estado sin necesidad de tan bellas metáforas. Podría dejar entrar al amanecer por mi ventana, como se presentaba antes, si arreglase la persiana.

lunes, 18 de febrero de 2013

Vendida

Este blog es un lugar de expresión libre, jamás condicionado por las personas que puedan relacionarse conmigo a la hora de limitar la expresividad en él, por tanto, aquellos entrometidos que por circunstancias se hayan visto informados, para su desdicha, de la existencia del mismo téngase presente que ni sus contactos ni esbirros de media-mañana van a frenar mi escrito. Las plañideras de media-tarde que anticipan sucesos fúnebres ocúpense de sus propios sucesos ya que está visto que los hados jamás me harán renunciar a mi tan valiosa existencia. Es una gran decepción recibir noticias acerca de gente tan cercana que aún así es tan ilusa de pensar que alguien como yo despreciaría la oportunidad de vivir una vez viva, es por eso que cualquier actuación, y digo 'cualquiera', sería posible antes que eso. Dicho lo cual, más vale tener muy en cuenta esta apreciación si no se quiere una actuación en consecuencia que pueda desestabilizar algo tan susceptible.

Al margen sólo cabe decir que nada de lo que aquí se ha escrito es incierto, partiendo de la base de que ésta es mi interpretación, que lanzo como quien asiste a un especialista al que no está permitido interferir.

Ha sido una lástima, en millones de sentidos.

sábado, 16 de febrero de 2013

Esas multitudes son ficticias

Acabé San Valentín rodeada de dulces de todas clases. Ningún año he comido tantos. No eran para mí, pero no importaba demasiado. Ha sido un febrero ultracalórico con dos tartas en mi cumpleaños y decenas de pastelitos la semana siguiente, en el que misteriosamente he conseguido adelgazar. Supongo que dormir mucho y comer menos (a excepción de los dulces) está ayudando, porque lo que es el gimnasio no lo piso. Asunto conflictivo de momento. Intentaré ir.

En la era de los pulgares hacia arriba y la sonrisa virtual yo voy a empezar a hacer cosas de verdad.

jueves, 14 de febrero de 2013

Ballantine's con 'Hielo'

Me parece genial que la gente que expresa su afecto todo el año y vive con alegría el tener pareja vea San Valentín una fiesta un poco tonta, pero es curioso que personas que ni siquiera comparten declaraciones, cumpleaños, viajes, proyectos, navidades o cualquier evento susceptible de celebrar o planear en compañía romántica digan que es un invento del Corte Inglés, igual es la excusa para no gastarse un duro, no hacer nada con las manos, ni siquiera escribir unas líneas o acaso gastar saliva. Será un día en mitad de febrero para incentivar el consumo, un reclamo publicitario, el pretexto o lo que quieras, pero si uno tiene ilusión por compartir es que ni le afecta. Podría elaborar una tesis sobre contradicción y sinsentidos, a este paso, y me iría mejor que con el poliestireno extruído.

Retomando el tema que mencioné de la aprobación ajena sólo tengo que decir que la gente sale por la mañana normalmente, o abandona su casa por la tarde o por la noche, y puede embriagarse de contactos virtuales y físicos y deslizarse por los terrenos que quiera pisar, pero en esos territorios, en esa construcción de carpe diem, en ese fluir incesante de mensajes que no siempre reflejan tu verdadero yo, en toda esa maraña de lo que quieres aparentar "ser" por encima de lo que verdaderamente "eres", en ese "esto es lo que quiero que veas, o pienses", en ese momento, cuando estés al borde del precipicio, antes de dejar atrás lo que estaba y era sólido, párate. Piensa sólo por un instante que nada de eso te esperará al llegar a casa, ninguno te abrazará cuando estés llorando, tampoco te abrigarán con sus palabras, no te darán de comer, no querrán compartir su tiempo privado contigo.

Puedes saltar y suicidarte tantas veces como quieras, nada te esperará al llegar a casa.


domingo, 10 de febrero de 2013

Exhibicionismo de lo banal

Hace poco un amigo me preguntó que si era verdad eso de que las pelirrojas están todas locas. Yo no sabía que estaba tan estandarizado, y teniendo en cuenta que la mayoría de los años que he decidido sobre el color de mi pelo he optado por esos tonos le dije que igual sí, tampoco tengo motivos para decir lo contrario. El caso es que sí que puede haber correspondencia entre ese tipo de colores y ciertas personalidades. El mío podría ser azul o verde si fuese más fácil de mantener, pero acaba siendo rojo. Nunca me ha parecido un reclamo de atención, pero algunas personas lo ven demasiado llamativo. A mí me parece interesante usar un color fuerte y creo que me sienta bien. No sé cuanta locura hay detrás de mi pelo.

Últimamente he observado algunos mecanismos de autorreconocimiento practicados por conocidos y allegados. Antes me parecían liturgias habituales, ahora sé que es una búsqueda de aceptación social y refuerzo de su autoestima. Quizá la gente perciba en el pelirrojo esa alerta.

Las redes sociales, la comunicación moderna, tiende a un exhibicionismo de lo cotidiano, que muchas veces es completamente banal. Contar todo el rato como estás, qué estás haciendo, dónde, por qué... Y todo el mundo quiere contarlo, todo el tiempo, en esa imperante reivindicación del yo que no me parece original dentro de las millones de voces que quieren gritar lo mismo: sus historias. A veces también me apetece gritar, soy una obsesiva de la construcción de líneas de estado, pero no todo me parece digno de publicar. Sé distinguir aún cuál es el público importante.

Tengo mucho trabajo por hacer y muy poca costumbre de trabajar duro de modo constante, aunque más bien, no tengo ánimo constante. Este verano exprimía los días al máximo, tengo que empezar a reponerme.

Tras algunos desengaños uno puede abandonar perfectamente el hipotecarse a otras personas y buscar en sí mismo la fuerza que esperaba encontrar en ajenos, por eso muchos adolescentes tienden al ostracismo y la reclusión voluntaria. El mundo sigue teniendo algo de bueno, y también sigue siendo bastante poco.

Voy a leer alguna otra obra intercalada con mi admirado Oliver Sacks, al que dedico breves espacios porque no quiero que acabe.

sábado, 9 de febrero de 2013

Festina lente

Ayer lo ví. Simplemente apareció entre la gente, conversando. Había estado sobrevolando la constante de los días y no hacía falta más que una palabra amiga para arrojar luz sobre él. Se había encontrado siempre ahí, desde que comenzó a atisbarse entre frases que lapidariamente recuerdo, en las miles de fotos que guardo, en la mayoría de lo que observo... El rumbo.

10 de febrero. Comienza el año de la serpiente.

viernes, 8 de febrero de 2013

No se parece a vivir

He arreglado la aguja que se quebró la semana pasada. Cuando he quitado la rota para poner la nueva se ha colado en el compartimento de abajo y he tenido que volverlo a desmontar para sacarla y colocar todo de nuevo. La primera vez lo hice con ayuda, esta vez he podido hacerlo sola (después de bastantes intentos, la verdad). No creo que esta semana albergue más logros, aparte de haber cumplido 28 años; acontecimiento involuntario que tampoco supone tanto. No me entristece en absoluto, pero este año no había nada que celebrar a excepción de tener salud para seguir escribiendo.

En realidad no hay proyectos ni planes, sólo algunas lagunas de entusiasmo puntual y pasajero que logran alejarme de la idea principal que es esta nada. Y como a veces no me siento con fuerzas para disimular, duermo.

Febrero es el mes del carnaval y del amor y mi mes favorito, pero éste es un completo erial.

Las únicas voces que no interfieren en mi vida son los niños del patio de enfrente que juegan en el recreo, entran o salen, y que prefiero al riguroso silencio.

He aprendido a asumir que tantas cosas que espero y esperaba ya no pasarán que si sigo esperando voy a morirme, y lo mejor de todo es que no estoy haciendo nada por evitarlo, y si acaso hago algo o lo sigo intentando tampoco tiene efecto. Yo no diría que esto se parezca a vivir.

No se puede reivindicar más la primera persona del plural.

viernes, 1 de febrero de 2013

Mejor vete a otra tienda

Ayer fui a Julián López tejidos y telas, Murcia (www.julianlopez.es), por si acaso alguien hace una búsqueda. Llevaba pantalones anchos, chaquetón largo de cuero (auténtico) el resto lo normal, camiseta y sudadera. Me gasté 14.09€ en telas, muchas eran de las rebajadas. Al llegar a casa las miro y una estaba completamente manchada, salpicada de a saber qué sustancia roja o similar. Me cuesta echar el viaje esta mañana. Chaqueta de piel sintética, camiseta de los "angry birds", pantalón vaquero negro, pelo limpio. Me dirijo al vendedor que ayer al cortar la tela se daría cuenta perfectamente de que estaba inservible y aún así me la puso en la bolsa mientras seguí eligiendo. Tengo que esperar. [He de mencionar que cuando empiezas a elegir telas de las que no son a 40€ el corte o no llevas abrigo de piel de visón te hacen esperar y atienden a la del abrigo antes que a ti]. Esperando llega el que supongo que es el jefe, hijo del jefe o no me importa saber qué parentesco o posición tiene en la empresa esa persona. El caso es que me pregunta qué quiero, le digo que devolver la tela. Por supuesto, tenían que revisar la pieza para ver que las manchas no se las había echado yo (porque una persona se recorre media Murcia habiendo manchado a propósito un metro de tela de 0.99€ el corte sólo para que le devuelvan el dinero, claro). El caso es que revisan y ven que la pieza está vergonzosa. El tipo me dice que elija otra. Le digo que una cosa es que las telas tengan descuento, otras que sean saldos. El personaje entra en cólera y se dirige a mi increpándome y diciéndome que si estoy diciendo que las telas están taradas (poniendo palabras en mi boca que no he dicho), le digo que no he dicho que todas estén taradas pero que ésa en cuestión no está para venderla y que quiero mi dinero. El individuo me dice que entonces él mismo me hará la devolución, que le de el ticket. Saco el ticket, ve la cantidad de motes que me llevé, ve que no soy una cría de 17 años, ve que la ha cagado con un cliente objetivo. Redacción de nota, disculpa número uno, sigue escribiendo; término de redacción de nota, indicación de dónde estaba la caja, disculpa dos. Voy a la caja, entrego la nota. El tipo había escrito , 99 con una coma tan sumamente alargada que parecía un 1. Reintegro de 1.99€ a mi favor, el trozo inicialmente costó 0.99€. He cogido el importe sin contemplación, me he dirigido a la salida; el vendedor que ayer amablemente echó en mi bolsa el trozo tarado me sonríe y me dice: hasta luego, gracias. Salgo de la tienda.

No me parece una victoria aunque lo sea por muchos motivos. El viaje que he tenido que hacer expresamente desde mi casa no es comparable al prejuicio que he tenido que soportar y la tensión por reclamar el último céntimo simplemente por cómo me ha hablado el pseudodueño o lo que sea esa persona tan mal educada, con tanta hipocresía, que a la mínima de observar su error se ha bajado los pantalones. La gente, por mucho dinero que tenga o mucha posición no puede subestimar a las personas que le dan de comer, que son el sustrato para su negocio. No digo que el final no se haya resuelto, encima a mi favor, pero desde luego si puedo evitarlo no compraré jamás en esa tienda, por muchos modelos o monopolio que tengan en Murcia.

Pero he aquí la mejor recompensa por la que amo este medio y la libertad de expresión. Pon en el buscador: Julián López telas