jueves, 28 de febrero de 2013

Only a fighter... are you sure?

Es fácil caer en el error de observar las circunstancias y no ver a las personas. Nos compadecemos de innumerables acontecimientos, de palabras y actos puntuales, de sensaciones concretas en base a tal cosa. Pero las personas están detrás de las palabras y los actos, posiblemente a kilómetros de distancia si ponemos entre medias las circunstancias, por tanto las personas están más allá, al fondo, mucho más lejos de nosotros de lo que pensamos. Cuando todo está mal, cuando estamos mal y la vista se nos pierde en los problemas que nos envuelven, justo antes de renunciar, creo que merece la pena esforzarse por ver realmente a quién está detrás, qué tipo de persona sigue ahí y si esa persona merece ser vista atravesando todo eso. Supongo que en la mayoría de mis rupturas amistosas hubiese querido que viesen detrás de ese universo físico y tratasen de entender el por qué real, lo que no es apariencia. Mi antigua amiga bióloga, o la chica bluedependiente, la afincada en Ibiza y quizá algún otro caso. No sentí en ningún momento que contemplasen más allá de las circunstancias que las dañaban. Palabras... sólo palabras que no querían escuchar para evitar su duda. Para mí es un honor sentir que alguien me hace dudar, de hecho, todas las personas que me gustan consiguen hacerlo, y por eso me gustan más. Sin la duda nadie intentaría nada nuevo, sería un continuo régimen dictatorial de lo que está demostrado y es inamovible. Así que ante todo me gusta ser vista, y después, ser puesta en duda. No estoy terminada y, por supuesto, no es una fácil construcción. Aunque aparente lo contrario mi carácter no es tan brusco, y no estoy luchando constantemente, es bastante fácil hacer tambalear mi ánimo, así que sentir que personas que he tratado de contemplar, de comprender y de mirar con veneración al final decidan que no merece la pena seguir porque las circunstancias no le compensan, a mí me transmiten el sentimiento de "tú no compensas". Pero estoy convencida de que eso no es mirar para ver. Habrán muchos narradores de hechos pero pocos observadores de seres. Creo que he tratado de decir esto mismo repetidas veces sin llegar a explicarlo como ahora. En el momento en que uno se rinde con alguien y dice: "no merece la pena" estás dañando inmediatamente a quien está detrás de las circunstancias. Porque las circunstancias rara vez merecen la pena, ni el esfuerzo, ni la lucha, ni el sufrimiento, ni siquiera la alegría que nace espontánea, quien merece todo eso eres tú y quienes están detrás. Así que no hacer el esfuerzo es subestimarse, y subestimar a quien te está mirando desde el otro lado, sin importar las circunstancias.

Yo no puedo pensar en nadie, con absoluta honestidad, que no haya merecido la pena. Y no hablo del tiempo compartido, sino en sí, llegar a conocerle. No creo que la gente haga el mal por naturaleza, es más bien que se acaba dañando a otros sumado a factores externos. Si alguna vez me ahorré seguir ahí fue porque al otro lado no había alguien que mereciese el seguir mirando.

Nadie permanece junto a alguien que no considere tan bueno como él, que no contemple merecedor de su tiempo y esfuerzo, que no estime a la altura de sus sentimientos, así que desechar a alguien sólo puede implicar que nada de esto se cumpla. Nadie se aleja de gente que considere increíble por voluntad propia, no tiene razón de ser. Los increíbles son entes que deseamos con todas nuestras fuerzas, porque son parte de nuestros sueños. Así que no hay buenas excusas para justificarlo.

Creo que lo que más me duele es la falta de equidad y ese victimismo subyacente que transcurre en paralelo a la otra mirada. Puede ser que yo prefiera apartar de un manotazo las circunstancias para mirar muy de frente a quien quiero mirar. Pero no siempre se puede.

Me quejo infinitamente de circunstancias, de la jaula, de la vuelta, pero sé muy bien qué personas están detrás, cuáles son sus motivaciones, qué les ha llevado a sus errores, y puedo comprenderlas porque no les achaco maldad sino inconsciencia, y por eso no les he negado mi afecto, ni lo sigo haciendo.

Mañana voy a recibir las peores noticias del mundo con mi mejor voluntad.

Yo no me canso de mirar para ver a alguien, y me encanta ver para aprender, si puedo de memoria, a cualquier persona que considere digna de ser vista.

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