domingo, 10 de febrero de 2013

Exhibicionismo de lo banal

Hace poco un amigo me preguntó que si era verdad eso de que las pelirrojas están todas locas. Yo no sabía que estaba tan estandarizado, y teniendo en cuenta que la mayoría de los años que he decidido sobre el color de mi pelo he optado por esos tonos le dije que igual sí, tampoco tengo motivos para decir lo contrario. El caso es que sí que puede haber correspondencia entre ese tipo de colores y ciertas personalidades. El mío podría ser azul o verde si fuese más fácil de mantener, pero acaba siendo rojo. Nunca me ha parecido un reclamo de atención, pero algunas personas lo ven demasiado llamativo. A mí me parece interesante usar un color fuerte y creo que me sienta bien. No sé cuanta locura hay detrás de mi pelo.

Últimamente he observado algunos mecanismos de autorreconocimiento practicados por conocidos y allegados. Antes me parecían liturgias habituales, ahora sé que es una búsqueda de aceptación social y refuerzo de su autoestima. Quizá la gente perciba en el pelirrojo esa alerta.

Las redes sociales, la comunicación moderna, tiende a un exhibicionismo de lo cotidiano, que muchas veces es completamente banal. Contar todo el rato como estás, qué estás haciendo, dónde, por qué... Y todo el mundo quiere contarlo, todo el tiempo, en esa imperante reivindicación del yo que no me parece original dentro de las millones de voces que quieren gritar lo mismo: sus historias. A veces también me apetece gritar, soy una obsesiva de la construcción de líneas de estado, pero no todo me parece digno de publicar. Sé distinguir aún cuál es el público importante.

Tengo mucho trabajo por hacer y muy poca costumbre de trabajar duro de modo constante, aunque más bien, no tengo ánimo constante. Este verano exprimía los días al máximo, tengo que empezar a reponerme.

Tras algunos desengaños uno puede abandonar perfectamente el hipotecarse a otras personas y buscar en sí mismo la fuerza que esperaba encontrar en ajenos, por eso muchos adolescentes tienden al ostracismo y la reclusión voluntaria. El mundo sigue teniendo algo de bueno, y también sigue siendo bastante poco.

Voy a leer alguna otra obra intercalada con mi admirado Oliver Sacks, al que dedico breves espacios porque no quiero que acabe.

1 comentario:

  1. Eso de las pelirrojas es un estereotipo que se distorsiona mucho de la realidad,ya que yo he salido con muchas y ninguna estaba loca, eso es como el de "los rubi@s son tont@s" eso si que tambien es mentira, que soy rubio natural aunque en ocasiones me lo aclaro para que sea mas doradito (es que me gusta mas esa tonalidad) y no es que sea tonto es que me la suda todo que son 2 cosas totalmente distintas.

    ResponderEliminar