martes, 24 de julio de 2018

Adiós al pánico práctico... y gracias

Supongo que aunque me haya pasado años obsesionada con la infinitud y la teoría de lo sublime nunca me había atrevido a avanzar sin mirar un momento atrás. El paso decisivo en que, a pesar del vértigo, te atreves con el siguiente, y luego otro, sin cuestionarte. Quizá esa libertad que deseaba estaba más en mi propia convicción y en aprender a fluir.

Adiós, adiós... a todos los sacrificios sin recompensa. La ligereza de encontrar un camino que se hace fácil siendo natural. Amar al tiempo que respiras.

No hay ya día que no sonría, que no mire más que hacia el futuro brillante que ahora es real. Que no de gracias por la suerte de un día más. De la oportunidad que hemos construido. Aún no sé cómo llamar a la mitad que completa mi historia. No puede ser un cachorro quien practica un amor salvaje, o quien desborda simplemente lo imaginable. Con el equilibrio perfecto entre sensibilidad y pasión, en cualquier acción que practiques. Desde el primer gesto al último, en una armonía que resuena en mi mente a todas horas.

Esto es estar realmente viva y no lo que hacía hasta ahora...

Ni una gota de pánico.

[Hoy escuchando Izal - Pánico práctico]

miércoles, 4 de julio de 2018

Seventh Heaven

Igual que no se está nunca suficientemente preparado para el desastre, tampoco nos sentimos preparados para la felicidad. Tal vez suene irónico, pero en el transcurso de los fracasos hubo sencillamente un momento en que las esperanzas en relación a lo que sería ese gran futuro, se vinieron abajo, y quizá fue ahí donde olvidé lo que importaba mi propia felicidad. Lo que secretamente me identifica, me representa, me describe, me apasiona... eso a lo que he dado de lado en pro de otras personas o he tenido que vivir en soledad, ahora, de repente, importa.

Lo de renunciar se hizo tan habitual que desear fuera del marco era un acto de osadía. Con perspectiva, fue una forma de quererme poco. A pesar de conocerme más.

He pasado mucho tiempo rogándole a la vida una oportunidad, y en muchos aspectos la he tenido. Pero en otros, te la tienes que dar.

Supongo que el miedo es una barrera poderosa tengas la edad que tengas, y que perder el equilibrio o quebrar la rutina es terreno donde arriesgar, y se nos suele hacer cuesta arriba. Pero dar el paso puede tener asombrosos resultados.

No soy demasiado cobarde, así que todo comenzó con un impulso. La idea de cambiar completamente mi contexto sentimental. Lógicamente, en un mes no se puede esperar que tu vida cambie. Pero lo ha hecho.

He conocido a alguien que demuestra la existencia de ese tipo de personas que crees que a partir de los 30 ya no existen. Que todo el mundo está tan herido, tan tarado, o se ha vuelto tan egoísta, que muy rara vez te va a poder querer por encima de sus propios intereses, que no te querrá necesitar y que, posiblemente, tus ideas, tus gustos o aficiones no serán parte de sus prioridades precisamente.

He llegado a pensar que esto sólo puede pasarme para compensar todo lo malo que haya podido sucederme. Es más, está a un nivel tan alto que incluso me cuestiono si lo merezco. Pero no estoy desbordada, estoy sencillamente feliz. Y como decía al principio, a veces no sabemos gestionar este sentimiento sin que resulte algo abrumador.

Describir cada detalle me llevaría un tiempo y es necesario que hoy descanse. Supongo que lo más importante radica en sentirme querida y respetada. Que alguien escuche mis palabras y quiera conocer lo que pienso con sinceridad. Ilusionarme como cuando no tenía miedo a ilusionarme... Igual que tener veinte años otra vez, sólo que con la experiencia de más de otra década. En el sentido de empezar a imaginar lo improbable y que pase. O darte cuenta de que va en serio y a velocidad vertiginosa. Normalmente lo inmediato es autocuestionarte y, después, aceptar y avanzar.

No todos los días encuentras gente extraordinaria. Es tan increíble que apenas lo crees.

Un comienzo lleno de cambios, estoy segura de que muchos más de los que logro imaginar.

Algo especial debía tener el séptimo... esperemos que lo especial sea, por fin, ser el último.