miércoles, 26 de diciembre de 2012

Queriendo encontrar un arcoiris infinito

No quedan vuelos baratos para pasar la Nochevieja en Londres, pero no importa. Igual es bueno incendiar todos los rituales hasta ahora practicados.

Así es el fin. El fin de esos tiempos.

martes, 25 de diciembre de 2012

Navidad

Amo el olor del napalm por la mañana tanto como amo despertarme con gritos el día de Navidad a las 09:45, es decir... nada.

sábado, 22 de diciembre de 2012

vamos resumiendo

No hace falta esforzarse tanto por comprender al mundo, a veces con intentar vivir tenemos bastante. Sólo pequeñas excepciones de ese bombardeo masivo merecen el interés, siquiera dedicar ese minuto o esa sonrisa, así que seamos felices, que ya va quedando menos.

Yo también tengo miedo, todos lo tenemos, pero no a las mismas cosas. Y supongo que lo que más me asusta es desaprovechar la vida y por eso no dudo un momento en hacer lo que me apetece en base a lo que puedo. Pero muchas cosas se escapan de ese margen y me excuso y me conformo pero sé que podría llegar a conseguirlas con más esfuerzo, con un compromiso real por crear un cambio. Y lo estoy buscando, buscando mi propia fortaleza.

No sé qué nos deparará el 2013 pero no estaría mal ver un poco de mundo o crear uno nuestro, distinto del que tenemos dado. Supongo que sería lo mejor que podría pasarme...

En lo demás no me quejo. Tampoco siento que sea el momento de seguir machacándome sino encontrando puntos fuertes para llegar a otro lugar. Cuando hablo claro me siento bien, y aún mejor si se suceden respuestas en consonancia. En eso suelo ser más lenta (en responder), en la ruptura de mis limitaciones cotidianas. Pero me estoy esforzando y pongo atención en dónde están las barreras.

Y sí, me compré la Singer, primer paso hacia algo más, y en 2013 expongo aparte de aparecer en un libro. Buenos proyectos.


martes, 18 de diciembre de 2012

el universo...

Hablar del universo suele ser una ventana abierta hacia mis traumas y mi fobia irracional hacia la muerte. Es algo que mi hermano sabe, pero que no suelo comentar.

Sí, sí que es verdad que muchas veces pienso que tener un hijo es un acto, en parte, egoísta. La gente engendra vidas por autosatisfacción sin pensar realmente qué vida está ofreciendo a ese nuevo ser. No se piensa en el día en que tengas que explicarle que va a morir, que ésto es pasajero, que le has condenado a un tiempo limitado, que es el único que tendrá. Siento el mismo pánico que sentí el día que lo descubrí, que pensé que mi madre moriría sin pensar hasta minutos después que yo también lo haría. Horror, desesperación, vagar por la habitación como posesa...

Algunos otros tienen descendencia para no quedarse solos, para que alguien les cuide. ¿De verdad estas motivaciones son lícitas? Y por otra parte ante la cuestión de si otros no pueden tener y que si teniendo la oportunidad no se aprovecha... Tenemos la oportunidad de hacer muchísimas cosas que no tenemos por qué hacer, para mi en tal caso sería un acto de honestidad y verdadera generosidad el ahorrarle ese tipo de sufrimiento a mi hijo, mi vida, esa parte germen de mi cuerpo y otro cuerpo, lo más preciado que pudiera imaginar. De antemano el pensar en alejarle de esa tortura que me inunda ya es un acto de gentileza y amor. No sé si puede comprenderse.

Aún así, por supuesto, no he descartado la idea de hacerlo, de poder concebir. Sí que hay cosas hermosas aquí por las que merecería la pena estar. Que esta experiencia dolorosa y gozosa es lo único que existe para la raza humana. Que no tenerlo implica seguir reduciéndolo a la nada y a lo inmaterial.

El verano de 2010 estando en Ibiza comenzaron unos fuegos artificiales junto a la playa. En ese momento estábamos tomando una cerveza en una terraza, así que nos aproximamos a la arena. Era ya de noche, estaba fresca, era fina y se notaba limpia. Las luces reflejaban en el mar desde lo alto, con juegos de formas y sonidos, y luego se extendían a una especie de isla donde continuaban estallando. La gente nos rodeaba mirando al cielo. Estaban nuestros amigos, amigos ya lejanos, pero en ese momento me encontré sumida en la soledad de mi propia experiencia, volcada en la contemplación y pensé... Pensé que estar allí era maravilloso, que gracias a momentos como ése la vida tenía sentido, que debía tenerlo más en cuenta, que era un paraíso, no sólo la isla (que ya conocía), todo, el poder estar allí dilucidando eso mismo, a pesar de lo horrible que resultó ese viaje. Supongo que llegado el momento pensaré en lo bueno que podría descubrir a esa futura personita desde la más absoluta humildad, asustada, cargada de responsabilidad, pasando por alto ese egoísmo que percibo a veces en quien no se pregunta tanto acerca de esta cuestión.