domingo, 30 de septiembre de 2012

la vuelta a casa

Se acaba el lugar casi perfecto. Tengo que marcharme.

Nunca lo mencioné pero la antigua inquilina que residía en la vivienda se llamaba María Dolores. Como la dueña de la maleta, como mi tía muerta.

Recogiendo todas mis cosas he sacado los cajones para asegurar el que no se hubiese colado alguna cosa. Al mirar en el fondo he encontrado unas cartas dirigidas a Lola. Lola la enfermera maravillosa, con amor de Pepe, felicitaciones y lindas frases, medias y por qué no decirlo, unas bragas. Las bragas las he tirado, también porque era lo primero que he encontrado y no sabía bien de quien podían haber sido. Lo demás lo he juntado todo y lo he metido en una bolsa. Ahora, esa María Dolores, vive enfrente. He llamado a la puerta, le he explicado y se lo he devuelto todo.

No sé bien si guardó esas cartas como recuerdo secreto que nadie debiese leer. Yo he leído por accidente, porque podían haber sido de mi tía. El caso es que son recuerdos bonitos que no deberían perderse. Para mí hubiese sido importante recuperarlas.

Se cierra otra etapa. No voy a enumerar las causas, me quedo con las consecuencias, con lo bueno que el trayecto a puesto a mi favor, con el bien que haya podido brindar a las personas que me acompañaron.

Vuelta a casa con algo más que una mochila a la espalda.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Lo intangible

Esta mañana he recorrido la ciudad tratando de encontrar un sitio barato donde revelar unas fotos. He recogido a mi prima del colegio, he comido, he dormido y poco más. Esta tarde he salido en busca de ingredientes interesantes, he ido con mi primo. Hemos salido a correr, y, aunque lleve mal la respiración, el cuerpo me responde. Igual podría mejorar. Al llegar hemos preparado la cena, humus muy rico. Hemos cenado juntos, todo vegano, con guacamole, alcachofas, aceitunas y demás. Luego hemos vuelto a salir a andar.

Todo el recorrido ha sido por la huerta, se nota la humedad en la piel. Dicen que el ejercicio físico hace que segreguemos endorfinas, y a mi me hacen falta unas cuantas. Sigo sin comprender por qué sucesos vanos pueden llegar a tener una repercusión tan catastrófica. En lo que a mi respecta suelen ser excusas para justificar otros. Supongo que me equivoco, pero tal vez no.

Nadie tiene el mismo prisma, y menos llegar a pensar que otras personas tengan que sentir igual. Pero sí, nadie se separa de las cosas que quiere sin más, es el resumen, de ser así es que lo primero falla.

Pensé mucho tiempo en eso de que los perfeccionistas son los que intentan algo una y otra vez hasta que lo alcanzan, y no es que para todo sea así, pero sé perfectamente cómo se produce ese proceso, cómo se ha materializado ese proceso, gente que funciona para todo de tal forma. Y no me ha importado nunca repetir.

Pero la verdad está ahí fuera, y no sólo lo dice Mulder, sin estímulo no hay respuesta y sin causa no hay consecuencia, y así como lo quieras llamar.

Demasiados ratos en el plano virtual, demasiado poco interés en el presente, muchas hipótesis, poco futuro. Ningún lazo.

Prefiero el silencio a hablar y que nadie me escuche, o ser predilecta sólo en lo indeseable.

Iba a citar unas líneas pertenecientes a George Orwell en su libro 1984, pero primero citaré la respuesta a mi anterior post suscitada en otro espacio:

Como los sentimientos son intangibles, a falta de palabras quedan los actos. Cuando no hay palabras y no hay actos simplemente queda la nada.

Y las palabras también son nada. Pero por muy intangible que sea el sentimiento, si existe se traduce en algo tangible, es algo natural.

Si lo intangible debe materializarse en algo como proceso natural y la respuesta en el proceso natural es una ausencia, entonces el intangible al que nos referimos no existe.

Y ahora, Orwell:

"Pero en este juego que estamos jugando no podemos ganar. Unas clases de fracaso son quizá mejores que otras, eso es todo".



Mi amiga independiente decía que cuando pierdes algo encuentras otra cosa... hoy he encontrado una pulsera.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Nada

Como los sentimientos son intangibles, a falta de palabras quedan los actos. Cuando no hay palabras y no hay actos simplemente queda la nada.

Por lo menos no es otra máscara...

sábado, 15 de septiembre de 2012

Familia

Hermano es quien te ayuda en la adversidad, no sólo alguien que comparte apellidos contigo.

Mi familia es un desastre aunque se insista en decir y aparentar lo contrario. La democracia no sólo dejó de existir en este país, también dejó de existir en mi entorno.

Ayer acabé cenando con gente que definitivamente no es de mi clase social, básicamente porque no somos la misma clase de personas. No sólo porque venían de ver los toros y porque nos llevaron a cenar a uno de los tantos sitios para ricos de la ciudad, sino porque todas las ambiciones, todas las conversaciones giraban en torno al desprecio por lo diferente y la aspiración de ser aún más. El ejemplo a seguir Paco el Pocero, o como se llame ese individuo. Alguien que pegó el pelotazo comprando terrenos, qué sé yo. El resumen al margen es que me vi increpada por ser lo que soy, por vivir con quien vivo y por salir con quien salgo. Si eso no fue suficiente, se acercó un pobre a la mesa, un hombre que vaga por el centro igual que tantos otros. Siempre pide una ayuda con educación y de forma simpática, me ha pedido muchas veces cenando en otros locales. El caso es que dijo que era su cumpleaños, que cumplía 48 pero parecía que tenía 2000. Se rió cuando lo dijo. Está muy delgado, yo diría que consumido por las drogas. Él también lo sabe, supongo. El caso es que nunca suelo dar dinero, porque no lo tengo o porque son muchos, o porque ya doy a los que aparcan... no sé. Saqué 70 céntimos y se los di. De las 20 personas que habíamos cenando posiblemente soy la única que no trabaja, que vive sola, y que no tiene ingresos ni perspectivas cercanas de conseguirlos. Los demás con sus ropas de marca, hijos de papá, señoritos hijos de nadie con camisa para aparentar pseudo-opulencia, demás fauna ibérica indefinida, o precisamente, gente más bien indefinida de los del no sé, no contesto. Ninguno, ninguno, ninguno se rascó el bolsillo para sacar una moneda. Nadie exceptuándome le dijo "felicidades".

El resto de la noche no fue tan mal pero al volver, supuestamente, cogimos un taxi para ir a casa de mis padres, dormir y a la mañana siguiente poder coger el coche que uso ocasionalmente para desplazarme (por no decir mi coche) y así regresar a mi piso. La diversión viene cuando después de gastar el dinero en el taxi, llegamos y mis padres han escondido las llaves. Ya no había ninguna razón para dormir allí. El caso es que llamé y no me dijeron donde estaban. Mi hermano tampoco se ofreció a acercarme en coche. Me vine andando a las cuatro de la mañana o la hora que fuese. En el asedio de camino por la lluvia de llamadas me caí de rodillas en el asfalto. Tengo las rodillas despellejadas. La izquierda me duele bastante. El resto del camino no contesté. Saqué la batería del teléfono al llegar y me acosté.

Mi primo, el huérfano, el que no estudia, el que no tiene la enseñanza básica terminada, el aparcacoches, el artista callejero, el vegano, el etc. me acompaña con la bici por la noche siempre que volvemos juntos a casa.

Ya no pertenezco a ningún hogar.

viernes, 14 de septiembre de 2012

De la memoria selectiva y otras muestras


No sé hasta que punto el mundo puede justificar su falta de profesionalidad con la confianza, ni su falta de interés tirando balones fuera. Por lo que a mi respecta, me voy fuera con los balones y el otro resto que muestra lo que hay.

Siempre llueven las piedras aunque estés en casa. Obstinarse en dialogar lo dialogado es seguir nadando en el mismo pozo. No vamos a llegar a ninguna parte, es circular.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Romances fantasma

Los romances fantasma, los amores platónicos, o cualquier otro afecto de carácter secreto, suelen resultar emocionantes en las películas cuando se conoce de primera mano qué se siente. En la realidad, son frustrantes, dañinos y finitos.

Tampoco hay poética en la espera. (yo) Tengo la firme creencia de que si un hombre no verbaliza lo que siente es que no lo siente, y aún en el caso de pronunciarlo no siempre es verdad. Mucho menos confiar en que algo suceda por debajo de capas y capas de silencio.

Siempre es demasiado tiempo para el que está esperando, es cierto. También es cierto que hay cosas que o suceden durante un tiempo o no suceden.

Creo que no sé qué creer y no me conviene divagar mucho, ni llorar mucho. Creo también que la ausencia de palabras me destroza la mayoría del tiempo, cuando sin embargo no dejo de escuchar gilipolleces y nada de lo que quiero oír. Que por muy fuerte que sea mi autoestima es difícil reponerse a la indiferencia día tras día, o la falta de aprecio o esa barrera neutralizadora de palabras que no da lugar a un mínimo comentario estético, mucho menos sentimental. Igual a deterioro mental.

Supongo que ahora viene el punto en que todo me empieza a dar igual y me acuesto igual de mal que me levanto, sin nadie que me necesite.

La verdad es que estamos muy lejos en casi todo. Y esa distancia no se está salvando.

No voy a empezar a sentirme mal por ser yo misma, ni porque se espere o porque no se espere nada. Pero eso sí que son sólo palabras, porque ya me siento mal, por todo. Por el silencio y por las palabras.

También me siento muy lejos de lo que eran mis antiguos sueños, y aunque sueño muchas veces con cómo serían, mi camino no se parece en absoluto.

El sentimiento constante es que esto no puede ser definitivo si es así. Hay una lucha en mi interior para traducir todo esto pero no puedo, no sé, lo he intentado ya. No es un complejo de inferioridad es más bien el creer que no soy lo que se quiere, no ser como debería ser para que eso se produjera, no ser el ideal, o parecerme. Ser distinta y no ser candidata a ostentar esas palabras.

viernes, 7 de septiembre de 2012

1K


No sé si conocéis que la expresión OK viene de 0 killed. De ahí el título de esta entrada.

Tampoco estoy segura de si puedo permitirme el lujo de decir: se acabó, pero se supone que he entregado todo lo que había que entregar en septiembre.

Me he quedado sin fuerzas. Y llevo un extraño día cuesta arriba que ha conseguido desmoronar la montaña tambaleante que era mi ánimo.

Ya está. "voy a sentarme en esta silla de mimbre a ver la vida pasar, hasta que suene el timbre. Septiembre, hoy como siempre, mañana ojalá..."
[Que no hay  alcohol - Kase O]