domingo, 8 de noviembre de 2020

Home is where the heart belongs

Hoy día hay gente que escribe muy mal y publica libros, es más sencillo. Estoy haciendo un esfuerzo por acabar de leer las historias de una conocida pero creo que el lenguaje está a años luz del carácter y la edad de los protagonistas, y que se deja llevar por su propia historia o concepción del mundo sin adaptarse al planteamiento actual. Ninguna ficción es creíble si su propio lenguaje es incapaz de reflejar su universo.

Últimamente tengo más energía y ganas de emprender cosas. La sola posibilidad de llegar a ser profesora este año me motiva mucho. También estoy motivada por mi lobo. No es cuestión de engañarnos.

Tengo muchas cosas que solucionar en la vida adulta, intento hacer algo cada día pero tengo que meterme más presión con el curso si quiero ser flexible para tener tiempo de ocio.

Lejos de mi habitual pesimismo siento que tengo una vida realmente buena, que rodearme de personas que me hacen sentir querida da sentido a los días que requieren más esfuerzo. Y da igual que esas personas no sean familia.

jueves, 5 de noviembre de 2020

Daydreamer

El vendaval subconsciente siempre cesa, y mi mente turbia vuelve a la calma, como si nada malo pasara. Objetivamente nada pasa, nada que no pueda hablarse teniendo muy presentes nuestros sentimientos. 

El sábado cierran otra vez los bares y restaurantes, sumado al confinamiento en la ciudad. Esperemos que no sean necesarias medidas más drásticas.

Cuesta estudiar con la mente en las nubes.

domingo, 1 de noviembre de 2020

¿Y qué esperabas?

No importa cuántos años pasen, las personas buenas no pueden desprenderse de su ingenuidad. Suena presuntuoso decirlo de uno mismo, pero es ridículamente así. Qué bien sentirse inocente y crédulo, da igual que eso implique otro derrumbe. Si la ilusión aún funciona es que no estamos completamente rotos. Casi podría ruborizarme.

He empezado Euphoria, una serie de la que no esperaba nada y sigo sin esperar. Una serie existencialista que me habla de la mierda que aguantamos mientras seguimos en la hostilidad de un nuevo día. De lo importante que es respirar, en esos momentos donde parece que el dolor se alivia. Por eso me gusta tanto respirar, lo más fuerte que puedo, mientras dura el placer; porque todos sabemos ya que siempre se acaba. Y más vale encontrar el balance que nos compense otro día aquí. Más vale reír sin miedo e intentarlo. Intentarlo... No dejemos de ser valientes.

En fin, lo normal es que todo se vaya a tomar por culo. Que ya no te importe que la calle arda, que quieras prenderle fuego a esta realidad. Que quieras fundirte con el humo y diluirte con el viento, y verte arrojada a la incertidumbre, como siempre, porque la buena voluntad nunca es premiada. Vamos a asumir de una vez que no tenemos suficiente astucia para este negocio, para lidiar con esta mierda.

Es lo que hay.