lunes, 12 de noviembre de 2012

Música, danza y todas esas cosas que podían haber sido y no serán

A veces me agobio pensando que un día necesitaré usar gafas porque no podré mirar con claridad los objetos. Que sin ellas al levantarme habrá cosas a mi alrededor que no perciba y no pueda admirar para retenerlas en la memoria.

Esta mañana he abierto un cuaderno de cuando tenía unos seis años quizá, no mucho más. Era un comentario de texto del libro: "El archipiélago de la cabra" (Anaya, colección el duende verde). Me encantaba ese libro... Hice ilustraciones con los personajes y el trazo es muy bueno para una niña de esa edad, el color ya no tanto, pero es sin duda mejor en comparación que la letra, porque estaba aprendiendo ortografía aún.

De pequeña ensayaba muchas cosas, como inventar canciones y pasarlas al pentagrama, pero las mejores melodías de mi cabeza nunca sabía cómo. Ahora me sigue pasando, imagino ritmos que resuenan, que me gustan, que serían grandes canciones... y no sé extraer nada de eso, no sé hacerlo material, no sé cómo compartirlo. Pienso entonces la gran suerte que ha sido, durante años, el poder dibujar cualquier idea, y con un trazo sencillo explicarla a otra persona tan fácilmente. Me hubiese gustado saber hacerlo con la música.

Si lo pienso cuando estaba en aquel colegio también ensayaba canciones, me llevaba el radiocassette y las bailaba en el patio. Cuando me cambié al siguiente lo hacía en casa. Nunca pude ir a clases de ballet o danza, porque eran privadas. A los catorce me gustaba salir a las discotecas light para poder bailar, pasaba completamente de todo lo demás, no me pintaba los ojos. He seguido bailando toda mi vida sin esperar nada más de esos lugares.

Hay gente que sólo se para a ver lo que rodea a tus actos pero no te pregunta el por qué, por qué te importa tanto, o qué te aporta, qué sueñas o qué soñabas, qué querías o qué quieres. Yo querría haber sabido más de todas las artes, y evolucionar mucho antes, y no ser tan pobre; ahora me da igual todo eso, no quiero ver gente pobre que no pueda hacer cosas; leo, y sé que el mundo podría ser distinto y la gente no lo sabe, y se resigna, como cuando yo bailaba en casa. Pero las opciones estaban ahí fuera, aunque yo no lo supiera, igual que ahora siguen estando. El problema es que nadie ha venido a arrojar luz a esa oscuridad, o decirte que sí podías, que sigues pudiendo. Pero ha pasado algún tiempo, y para algunos es un poco tarde, y lo único que nos queda es librar a otros de errores, lo más temprano que puedan.

X siempre dice que "el que puede lo hace, y el que no puede lo enseña", como si enseñar a otros no fuese valioso. Sigue equivocado como en muchas otras cosas...

Me he tomado la mañana libre.