martes, 2 de febrero de 2021

Las heridas que nos unen

No me había parado lo suficiente a pensar que tal vez la clave del éxito no está tanto en lo bueno y positivo que nos une como en la tragedia que todos tenemos detrás. Y quizá la persona que más nos llena sea ésa que en parte nos recuerda a nosotros mismos. Y al margen de los valores, principios y cultura, el factor común más potente pueda ser un poco la manera de vivir la insatisfacción y entender la tristeza. Y mirarte en un espejo de aceptación donde tu dolor se entiende, por fin, es posiblemente lo que ayuda a curarlo.

Hubo un tiempo en que otras personas me miraron y sólo había un vacío incomprensible de ideas que no me tocaban; pero hubo alguien que me ayudó a crecer y a cerrar la herida. A aceptar lo que ya no podía cambiar, porque era tiempo. Y hoy soy yo quien mira a otro comprendiendo perfectamente cómo sufre. Recuerdo cómo me repetía que no me importaba, cuando sí, como único aliento para no romperme del todo. Cómo renuncias a compartir, cómo te acostumbras a hacerlo sola, o a no hacerlo.

Por el camino conoces gente que escucha Radiohead, y de repente el "creep" no eres sólo tú, y te vacías con algunas palabras, y aligeras el peso del desaliento. Y suena bien por fin, y los llamas amigos.

Así que quizá podamos aligerar la carga en una época en la que tampoco podemos ser sociales. La vida va ganando por paliza, ni siquiera ahora podemos resarcirnos. Pero nos hemos encontrado, y por fin nos tenemos.

Si yo estoy no caerás nunca. He aprendido a arreglar algunas cosas en este tiempo. No es que mi vida sea un éxito pero soy feliz con lo que tengo. Y si tú estás me basta para ser mucho más fuerte, aunque sola ni me lo plantee. Sé que no puedo arreglar lo que se rompió entonces y que eso es algo con lo que tenemos que vivir cada uno, pero he comprobado que puede verse con otros ojos, y entenderse. Y básicamente el resto es construir encima todo lo bueno que puedas conseguir. Vivir montones de experiencias, sepultar las capas de insatisfacción con todos los placeres que estén a nuestro alcance y hacer lo cotidiano único. 

Y ahí estaban las épocas en las que no se vivía en absoluto y otras donde una semana valía por todo un año de mierda. Y si logras verlo, y lo sabes llevar, puedes hacer que en vez de una semana sea un mes, y después quizá un año, y al final la sensación es un absoluto cambio de época. 

Es como escalar tu propia montaña o conseguir las pruebas de la espada maestra. Una vez que lo tienes ves a tu yo pasado mucho más ingenuo y te darías un abrazo. Y seguramente te dirías la frase que se leía en los balcones de "Todo saldrá bien", porque eres la prueba viviente de que eso es posible.

Y me queda mucho por vivir pero en los últimos tres años he aprendido mucho, y he seguido creciendo en cosas que no pensaba que cambiaría. Y siento que he conseguido fluir más que antes y dejar de darle importancia a lo que no tiene tanta. También he aprendido a amar mejor y a amar a las personas en todo lo que son, como quiero que ellas me amen. Y no es que haya funcionado con todos, obvio, pero de momento siento que no lo estoy haciendo mal.

A veces pienso que el que me sienta tan bien interiormente puede ser porque algo malo viene detrás, y supongo que esa parte miedica y pequeña siempre está aunque trate de no hacerle caso.

Hay muchas cosas que me agobian interiormente pero creo que en general todos los días de mi reciente vida son perfectos. A veces miro a mi lobo y no me creo poder quererlo tanto en tan poco tiempo, y es un sentimiento totalmente pleno. No sé, creo que sólo se puede amar así cuando lo aceptas todo, empezando por ti, cuando no pides más de lo que existe, cuando estás simplemente preparada para lo impredecible. Y eso me gusta, porque siento que no vamos a dejar de descubrirnos en lo nuevo que vivamos.

Siento mucha curiosidad por saber cómo seré en la siguiente década, y me gustará mirarme desde lo lejos.