domingo, 24 de noviembre de 2013

Aquel lugar feliz (lo que aún recordamos)

El año pasado en un ejercicio de relajación no demasiado profesional tampoco pero que trataba de ponerte en contacto con tu lugar feliz, tras algunas preguntas y pequeñas pruebas, después de la respiración y el resto de detalles, la práctica requería volver a un lugar del pasado que tratase de reflejar tu idea del paraíso. Y no sé si es porque estaba echada, o porque de repente la naturaleza y las personas se me hacían indispensables, o sencillamente porque era irremediable que fuese otra época, pero pensé en la tarde de abril de 2005, cuando nos tiramos sobre la hierba que había al lado del Aulario Norte, donde se daban las clases de Bellas Artes, rodeada de compañeros que tal vez no fuesen mis mejores amigos, pero que aportaban calidez y sonrisas al momento. Donde estaban mis amigos artistas, y donde me acompañaban la chica bluedependiente y el chico que probablemente más me quería en aquel momento. Ése era mi lugar feliz, con 20 años, al que podría regresar una y otra vez sin cansarme sintiendo el sol, echando fotos, riendo, escuchando sus voces y teniéndolos tan cerca.

Ayer justamente hablé de ello con uno de los protagonistas de la escena y fue excepcional leer que para él también fue un momento a recordar. No pensé, sin embargo, en los ratos que pasaba con x, ni muchas otras anécdotas que podían asemejarse, era ése, ése y ningún otro, con ellos.

No siempre el amor decide la vida, los amigos y las personas que están, que te acompañan en cierto punto son piezas exactas. Mi puzzle está plagado de piezas que se quedaron puestas, como una parte irreemplazable. Y quizá volver a mirar una de ellas se me hace melancólico desde la perspectiva del tiempo, y sólo querría volver y quedarme donde estuvimos juntos.

Supongo que he tenido días mejores. Y que no me siento parte del proyecto ni la felicidad de otro alguien.

Todo podría haber sido distinto, pero no, y las relaciones son también una cuestión de coincidencia, el momento es decisivo, y ése no fue el nuestro. El de ahora... no se sabe. Y cada vez sé menos de la corriente del que baja.

Creo que algo me hizo inmensamente feliz y triste al mismo tiempo en una sola línea, algo cercano a lo que soy y es mi recuerdo y por eso estoy tan conmovida y me he dado cuenta de lo mucho que extraño ver mi reflejo en los ojos de otro, y sentir su reflejo en mi corazón, y atesorar ese momento como si fuese eterno...

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