lunes, 22 de marzo de 2010

Si la arena no arde

Chip de lunes. Mejor pensar que el finde acabó sábado. Con el mejor final posible sin contemplar que el final alternativo habría sido un sueño en compañía, literalmente, altamente destructivo. Los proyectos ya se harán... cuando se pueda. Última semana de clases, un alivio en parte. Creajoven a la vista, o me pongo o no me dará tiempo a llevar las obras en fecha. Preguntar algunas cosas en el trabajo, y poco más. Una semana y tres días para mi primer sueldo decente. Trabajos para vacaciones: salvar tipografía, salvar proyectos, salvar física y química, salvar matemáticas y salvar inglés (?)... vamos, casi nada. Pero puedo. Puedo incluso salvar a mi compleja amiga y seguir fantaseando con diversos planes. Seguir la evolución al margen, y de vez en cuando, soplar arena por si arde... No he hecho otra cosa últimamente.

No tengo idealizado ningún hito, y otra gente desde luego tampoco; tengo interiorizados hechos objetivos aislados de banalidades. Las oportunidades que se presentan en una sola semana derivadas de la evolución paralela suelen ser bastantes. No soy de las personas que elaboren estadísticas por todo, pero poniendo a una media de 10 por semana, que no es mucho precisamente durante los 7 días, según se salga, al mes serían 40, y a los seis meses 240, contando que en verano y eventos la cifra aumenta, digamos que redondeando serían 300. Trescientas oportunidades de conocer a alguien lo medianamente interesante como para trascender en algún sentido, ser visto en algún sitio, comentado por algún amigo, hasta que la noticia te estalle el corazón.

Procuraré abstraerme de estos cálculos si está claro que es lo probable. Hasta entonces, rutina y pequeñas ilusiones, aventuras si se puede y risas, cuantas más mejor.

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