lunes, 29 de marzo de 2010

Segundo asalto

Sin esperanzas no hay decepción, a las malas algún impacto asimilable. Voy a lanzar una botella al mar, y esperar qué pasa.

Hace tres años, un día como hoy, comenzó una historia, para mi inacabada. Es curioso pensar ahora que podría llevar tres años de felicidad, pero la vida es como es, y las circunstancias son las que son. En parte es una forma de fortalecerse y corregir todo lo que antes estaba mal, reestructurar la mente y centrarse.

Pero no voy a rendirme sin más, no sería propio. Sé que esta vez no va a ser como hace dos domingos, porque no espero nada. Simplemente se me hace melancólica la idea de pasar este día sola y voy a tratar de cambiarlo.

Es duro ver lo fácil que resulta la existencia de alguna gente y lo difícil que lo tenemos otros en el plano emocional, siempre con altibajos no buscados. No entiendo porqué no nace una alianza fuerte de gente que piensa y se interroga por su vida, que está ávida de conocimiento, abierta a la evolución. ¿Dónde están las personas capaces de hacer avanzar el mundo? porque yo me uno.

Opino que la mayoría de las veces los hechos no tienen lugar por la creencia errónea de que no podremos hacerlo, "el no seré capáz". Creer en tí mismo es el primer paso del éxito. Tenemos que empezar a despertar la iniciativa personal perdida con los momentos amargos y el tiempo.

Aunque ayer me acostase antes de las 12, me duelen los pies y la espalda. Necesitaría con urgencia un masaje y una ducha antidesidia. Algo del pragmatismo de las personas que se reponen rápido y salen otra vez; de los chavales que se enamoran enseguida y con las mismas vuelven a olvidar...

No puede pasar un año sin que consiga algo grande.

Esta semana me preguntaba qué pasaría cuando muera todo el rock, y las estrellas de los 80's estén todas bajo tierra. Pues seguiremos y sólo quedará su mito, como todo.

Mi amiga de relación inquebrantable, a la que debí hacer caso hace mucho tiempo, opina igual que yo, que si no es pronto ya no será. Es de las personas que más valora la vida, es optimista porque sabe que el tiempo es poco y que estar mal es malgastarlo.

En cuanto aprendamos a nadar con la marea todo quedará demasiado atrás. Sé que después del verano será irreversible... Así que voy a volverme loca y a no reparar en consecuencias.

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