domingo, 7 de marzo de 2010

Conformidad vs Inconformidad

En la vida hay dos tipos de personas los conformistas y los inconformistas, y a pesar de que cada una de estas posturas se impurifica en ocasiones de la contraria, definiré a grandes rasgos lo que me interesa de cada uno de los grupos respecto a su pureza hipotética.

Los conformistas son las personas que asumen los acontecimientos con una filosofía que les hace aceptarlos con el mejor talante posible, interiorizar que tienen que ser así y adaptar su vida a las nuevas circunstancias por tristes o desgraciadas que estas sean. Rescatan un optimismo que les hace reponerse convencidos de que su adaptación es la única vía que poseen para lograr rehacerse y así, emprenden nuevamente el camino de la felicidad hasta lograrla. Esta via pacífica les reconforta y en la mayoría de casos les lleva a alcanzar fácilmente sus metas.

Por el contrario, los inconformistas (véase ésta que escribe) son incapaces de aceptar acontecimientos que chocan con el esquema que tienen creado o con su visión de cómo debe ser el mundo. Un incorformista se dejará la piel y el alma en la lucha aunque se muestre perdida de antemano, simplemente por encontrar una posible solución que nadie más haya contemplado, por demostrar que es posible o por apaciguar su conciencia con el hecho de que hizo lo máximo aunque al final perdiese. Los inconformistas a menudo obtienen más pérdidas que ganancias en sus campañas, pero no les importa. Se suelen sentir realizados con el hecho de actuar acorde con su voluntad, su corazón, su mente, su pasión... lo que en ocasiones les lleva a la ruina espiritual absoluta, el agotamiento y la desidia. Un inconformista encuentra su causa noble y honesta, se siente rico espiritualmente por tener una voluntad que no se doblega ante la adversidad, se crece en valores y siente que la enseñanza moral siempre es equitativa en relación al trabajo y sufrimiento empleado.

A pesar de que esta descripción catapulte al inconformista hacia la desgracia y lo catalogue a priori de infeliz frente al conformista, en ocasiones, el inconformista movido por su lucha utópica logra encontrar la solución, ve esa via en la que nadie creía, abre la puerta donde otro no miró, y logra una felicidad tan plena, que no desearía por nada ser conformista alguna vez.

En cambio, el conformista en su apuesta segura por el cambio y la adaptación, renuncia muchas veces a la puerta de la felicidad que dejó olvidada por no seguir buscando. Puede que encuentre otras maneras, pero destierra y olvida alternativas que a menudo existen, que pasan, y podrían haber sido posibles.

En resumen no podríamos decir quien disfruta de una felicidad mayor, quien se siente más reconfortado o menos con sus decisiones, ni si una vía es preferible a la otra... Ambas formas son lícitas en la medida en que buscan soluciones, apuestan por lograr la felicidad y sobrellevar la adversidad.

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