viernes, 26 de marzo de 2010

Dinámica equilibrante

Sigo viva.

Ayer fue el día de la nariz roja en el que todo fue divertido y salió bien. La comida con las compis genial, muchas risas, cumpleañera (alegre mentora) muy felíz, le gustaron los regalos, nos invitó, todo perfecto. La tarde en el trabajo de lo más intenso, se vendió media librería, la jefa encantada, y yo estresada pero no mal. Me va gustando el ritmillo non stop, me sirve como estímulo para superarme, y creo que trabajo bien bajo presión. Fue a visitarme una de mis amigas para contarme finalmente cual era el plan nocturno, que ya tenía algo descartado al no haber recibido noticias, y finalmente cena y segundo cumpleaños de la noche. Para ese entonces ya llevaba dos horas con la nariz completamente roja, no sé exactamente porqué, enrojecimiento extraño, picotazo... el caso es que con mi cara de cansancio y mi aterciopelada nariz salí dispuesta a darlo todo. Cena divertida, sombrero divertido, gente divertida, y balance de daños emocionales y físicos cero. Día inmejorable. La típica desidia al llegar, los mismos pensamientos antes de acostarme, pero bien.

Días así, hacen la vida agradable, completa, y te aportan un sentimiento de calma al saber que has aprovechado todas las horas de que disponías. Librarse de excesos, finales desagradables y gasto inútil, aparte de mejorar la salud, revitaliza el ánimo.

Hoy descanso, final de clases. Mañana tranquila hasta la tarde, que me toque nuevamente trabajar y esta noche... nada. Me gustaría pasear disfrutando de la noche, que ya se vuelve más cálida, ir al monte a mirar estrellas, o visitar el cine después de tanto, ver una peli que me guste, sentarme en un banco verde o simplemente estar abrazada a alguien hasta que me duerma y me despierte mañana para ir a trabajar... pero bueno, sé que nada de eso pasará, así que lo más probable es que vuelva a esta misma silla, contemple esta misma pantalla y finalmente me acueste.

El calor y la primavera tienen toda la alegría y toda la tristeza en el júbilo de lo añorado y la pena por lo perdido, lo ansiado o amado y aquello que se nos queda ajeno o apartado... este fin de semana espero comprarme un chaleco regional de un nuevo color. Pensaré que enseguida viene la hora de festejar y amortizar las horas, no sentir la vida tan perdida, etc. Pero me cuesta...

Una amiga (de mis entrañables amigos divertidos) vive felizmente con su novio en un piso. Disfrutan de su perro a ratos, del tiempo juntos que suelen ser igualmente ratos entre el trabajo y lo demás, pero tiene la sencilla vida que me gustaría llevar.

Quiero vivir como una persona semiadulta, con un plan de vida semiadulto, con una persona semiadulta, en un mundo semiadulto aunque para ello necesite la fe y la bondad de una niña.

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