martes, 1 de junio de 2010

Como una sentencia emocional

Hoy he salido a pasear, aprovechando la vuelta de la escuela. Me suele sentar bien caminar. No es que haya sido un trayecto demasiado original, ni lleno de análisis decisivos, más bien evasivo. La única reflexión interesante es que una melena canosa no estaría tan mal si se llevase completamente blanca y cortada a lo Pulp Fiction (con flequillo). Eso sí, ultralisa, y poblada, que es el mayor problema.

Cuatro para septiembre; interesante. El 14 charla informativa sobre el grado y la adaptación a Bolonia, la decisión final: Publicidad vs Diseño (otra vez). Parece que el presente se está volviendo caprichoso, pero bueno... hoy me lo he tomado de relax, de perdidos al río. Esta noche me pondré con el último trabajo y fin.

Las razones que tenía para condenarme tres años y medio a permanecer en la ciudad se han ido desvaneciendo. Pero la huida no es nada fácil. De momento si algo he decidido es no dejarme el trabajo. Aunque no cobro mucho, tengo unas vacaciones muy agradecidas, un ambiente de trabajo excelente, pocas obligaciones, actividad y pronósticos de seguir contratada, que es mucho más de lo que otros pobres pueden decir. Aparte, es la actual manera de ingresar y mi único pasaporte al cambio. Sí que no me aporta una experiencia valorable, pero no me importa.

A Madrid en julio, mientras... reestructuración mental y conclusiones.

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