domingo, 6 de junio de 2010

En construcción

Estoy construyendo una mesa para poner la máquina de coser que quiero comprarme, con la que materializaré la línea de complementos que quiero diseñar. ¿A que suena efímero? Pero por algo se empieza. Aprovecho al máximo los días libres.

Hoy se me pasa por la cabeza que uno de los trabajos ideales podría ser figurinista y escenógrafa, ayer sin embargo ideé mi nombre artístico por si quiero ser diseñadora de moda. Hace algunos meses me debatía por elegir el nombre de mi empresa gráfica, igual que hace años emprendí la búsqueda de mi firma como dibujante. De momento está todo en la fragua hirviente de mis posibilidades, ebullendo cada vez más. Pero el punto álgido está cerca.

A veces siento que el mundo está lleno de cobardes que te restan energía, o que muy pocas personas son valientes realmente. Basta de tratar de acabar con la ilusión de los demás gratuitamente, basta de dudas que inhabiliten el futuro de otras personas. Tener personalidad es un bien preciado, pero también una dura carga y un viaje indefinido a la incomprensión.

Otra cosa curiosa que he analizado hoy es que las señoras que se quejan de que a cierta edad sus maridos "no les rinden" (a nivel sexual se entiende) posiblemente se hayan pasado media vida diciéndoles que no porque les dolía la cabeza en vez de aprovechar la suerte de tener una pareja sexual estable con la que disfrutar y evolucionar. Las pobres se quejan de su mala suerte... Mala suerte ellos, desde luego.

No es que este tema tenga relación directa con lo anterior, pero sí que en parte me sirve para hablar de lo desigual que es la vida y lo distintas que son las percepciones interiores acerca de la realidad personal. Lo que para algunos es una desgracia para otros es la dicha, como el hecho de tener un hijo o estar casado. Ayer sin ir más lejos una compañera de trabajo con la que estaba, se encontró con su prima embarazada. Ésta, no paraba de animarla a "darle nietos a su padre" (el padre de mi compañera), simplemente porque ella estaba encantadísima. Mi compañera la miraba completamente escéptica claro, porque en sus planes (por lo menos ahora) no entra ni por asomo tener un hijo.

En fin... de momento me conformo con tener deseos al alcance de mis posibilidades o sentir mis posibilidades por encima de lo que son para crear espectativas más altas que me motiven a pesar de que concluyan en otra ilusión infructuosa. En el plano emocional no tengo ninguna y huyo de tenerlas, por si acaso.

Se me empiezan a notar los años, de aquí a un año nadie dirá que no aparento la edad que tengo. Pero me siento bien, me encuentro atractiva y contenta con mi figura, a pesar de no tener un adulador habitual a mi lado (ahora tengo muchos, ocasionales, que en absoluto me conocen; pero a fin de cuentas, la única que importa soy yo). Pasado el tiempo lo que un día se creía como verdad se demuestra como falso o hechos con una caducidad tan pasmosa que, sin duda, no pueden pensarse como memorables a pesar de lo edulcorado, que en la mayoría de ocasiones, se evoca el pasado. Tan poético como el desengaño.

Prefiero seguir emprendiendo proyectos, dispersarme, disgregarme en la multidisciplinaridad o multidisciplinariedad (como se quiera) y seguir con mi obra inconclusa, incipiente, apenas atisbada pero madurada interiormente... porque es así como funciono. Y sólo cuando lo perfecto sea perfecto será real... si eso existe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario