martes, 8 de junio de 2010

Another Kind Of Death

A la gente que califica la fotografía como "un tipo de muerte", un instante congelado que pereció, parte muerta del pasado, les preguntaría: ¿no está acaso igual de muerta cada mirada que regalamos al mundo? Nos vemos inmersos en un esquema temporal igualmente caduco. El presente es inmediatamente pasado, y tratar de poseer un momento no es más que un pensamiento ilusorio. Nada permanece, nada es nuestro, ni siquiera seremos capaces de conservar la propia vida. La única esperanza, lo único que puede reconfortarnos es que a pesar de lo finito de nuestra existencia pertenecemos a realidades infinitas como el espacio y el tiempo, y que dentro de esa infinitud, todo lo que hagamos, pervivirá en esos parámetros para siempre.

Creo que lo que más echaría de menos, si acaso pudiese hacerlo, sería la autoreflexión, el poder utilizar mi intelecto para preguntarme por qué y por qué no, y sentir así que esto tiene algún sentido.

Lo único que podemos hacer frente al deterioro es aceptarlo. La partida está perdida de antemano. Es la metáfora más cruel, el precio a cambio.

No me interesa nada más allá de este planeta, pero quiero abarcar todo él. Necesito a la humanidad a pesar de lo poco que ella me necesita, no puedo evitarlo. Esa es mi historia una y otra vez.

Otro apunte de hoy es que la mayoría de las personas creemos que somos buenas, justas, nunca egoístas, solidarias y amigas de sus amigos. La mayoría caen en el error de solipsismo.

Odio ser siempre la inevitable reina del desengaño, encerrada en la soledad del castillo dorado, el que todos contemplan con admiración mientras yo me pudro detrás de los barrotes.

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