domingo, 27 de junio de 2010

Judas y la eternabilidad de Cristo

Judas negó a Cristo hasta tres veces antes de que cantase el gallo. Otros me miran y agachan la cabeza, debe ser porque me he vuelto tan poderosa como el mismo Dios, o tan benevolente e indolente como su Hijo. Conocer la historia sagrada está bien (recomiendo leer la Biblia aunque se sea ateo, reinterpretarla), sobre todo para derramar la vida con sus metáforas. Pero la cuestión de hoy no va a ser la cobardía ajena y la prueba explícita de falta de verdad, sino lo bueno de este medio; es de lo que me apetece hablar.

Internet como red social, un medio no efímero (de momento) que transgrede la existencia de las personas. Hay gente que construye su perfil y muere en esa trayectoria dejando un documento eterno (hasta que este medio viva), que sobrevive a sí mismos. Tiene su parte maravillosa. No se me había pasado por la cabeza que eternamente irreversible me verá morir, pero seguirá aquí para ser leído por otros.

Por España corría un dicho que decía así: "En la vida hay que hacer tres cosas: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro". De momento este es mi libro. Supongo que elegiré un mejor lugar para plantar un árbol y quizá lo haga cuando sea algo mayor, si es posible después de tener un hijo. Qué mejor forma de plantar un árbol que en compañía de éste. Dos cosas hermosas que crecen y florecen.

Esta semana hablando con mi madre del sentido de tener un hijo le expuse mi visión de que el acto tiene tu gran parte de egoísmo, no sólo el altruismo de regalar vida y dotar de la posibilidad de disfrutar de ésta. Se quiere vivir la experiencia indescriptible (porque aún no la conozco) de formar a una persona, ver sus primeras sonrisas, sus abrazos, el latir de su pequeño corazón, cómo aprende, cómo se desarrolla y como se desenvuelve en este mundo que a veces es una maldita jaula, donde se experimenta una soledad desgarradora si no se da con las personas adecuadas desde bien pronto, donde tu propio cerebro puede convertirte en víctima del miedo o distintos tipos de sufrimiento, donde tendrás que dejarte la piel para ser alguien, donde verás morir a tus seres queridos, y sobre todo, donde tendrás que vivir con el trauma de saber que desde el momento en que naciste estabas condenado a la muerte. Sí, eso a grandes rasgos puede ser la vida que en mi caso podría ofrecer a esa persona, no sin antes haber conseguido lo mejor para ella, y haber intentado trasnmitirle lo mejor de mi pensamiento y mi alma, tratando de hacerla libre y autónoma para que el día en que faltase me recordase con orgullo y se enfrentase a mi pérdida con valor, siendo mi testigo en el mundo.

A fin de cuentas se acaba el bonito párrafo con algo egoísta, tu semilla, tu impronta, tú. Pero no hay otra cosa, es posible que tenga que empezar a aceptar que la gente es mucho más egoísta por naturaleza y dedicarme a aprender de la observación de los ultranarcisistas o apreciablemente narcisistas. Siempre que no se abandone una postura profunda este tipo de rasgos pueden llegar a cautivar, nadie está a salvo de ellos realmente, pero me inquieta ser un simple espejo sin llegar a ser descubierta.

Todos resultamos ser espejos para los demás, nos reflejamos unos en otros para llegar a conocernos, para conformar nuestra identidad. Experimentamos en diferentes ámbitos gracias a los demás, nos probamos, y en esta experimentación probamos a los otros, llegando muchas veces a amarlos, sin darnos cuenta de que estamos penetrando en el espejo. Y acabamos ahogados, como Narciso, lo que pasa es que en este caso sobrevivimos para recordar la experiencia y de ahí el miedo, el saber que si olvidas el espejo estás perdido.

Igual esa es la teoría que debería tener en mente. En realidad hablo con gente, escucho sus historias y lo único que busco es aprender, conocer otros puntos de vista y ampliar mi visión. Supongo que para ellos soy sólo el espejo de sus íntimos pensamientos. Pero cada loco con su tema.

Mis íntimos pensamientos suelen relacionarse en torno a pasiones que subyacen de los valores de esa persona. Una persona sin pasiones difícilmente puede inspirar en mi el deseo de poseerla, de unirme de cualquier manera a su ser, de ahí mi problema y mi virtud. Aún así, tengo una mente activa y creativa, que, a pesar de los bajones anímicos cotidianos, aspira a seguir desarrollándose en dicho ámbito tanto como en los demás.

Ésta ha sido una de las semanas más absurdas de lo que llevo de año y las causas son inexplicables. Desde el encargo absurdo de mi jefe, a la absurda búsqueda de planes, hasta la absurda situación de ayer. Lo único que puedo hacer es no sentirme absurda, simplemente contrariada.

A las malas me queda Dorian Gray.

No hay comentarios:

Publicar un comentario