miércoles, 23 de junio de 2010

Sin razón, sin dirección...

Ahogada. Así es como me siento. Llegando a un punto peligroso de bloqueo donde todo se acumula, desdibujándome hasta el límite en que no sé ni quien soy ni qué pretendo. Esta mañana todo tenía sentido y esta noche estoy en una extraña deriva que no logro comprender siquiera.

He ido a la escuela para intentar divisar el camino. Más presión, más posibilidades. Charla agradable. Esta tarde, el proyecto asfixiante de trabajo hipotéticamente remunerado, sin acuerdo tácito previo y sin tiempo. Planes truncados, análisis varios...

Estoy paralizada (y contemplar la grandeza ajena sólo me empequeñece), temo levantarme mañana con la intención de pulsar el reset otra vez, para muy posiblemente volver a caer en mi propio agujero de inseguridad, mientras sigo decidiendo qué he venido a hacer a este mundo. Sola y malquerida.

Sólo quiero caminar, escuchar, crecer... no quiero comparaciones, ni prisas... ni gente que sólo se escucha a sí misma.

Tengo una capacidad de admiración absoluta, de verdadera devoción, auténtica fascinación, pero sólo por aquellos seres capaces de hacer germinar en mi la confianza suficiente como para creer en ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario