sábado, 24 de julio de 2010

La misma luz en el cuerpo, en el alma...

Ayer, mientras ojeaba un libro, me dí cuenta de todos mis errores. No es cuestión de algo muy grave, pero sí la causa de mi habitual parálisis. El sobreanálisis, la sobrecrítica.

Éste es mi cúlmen, tengo una referencia, sé exactamente lo que hacer y voy a hacerlo. Nada se consigue sin inconsciencia. Voy a tener presente que no hay fracaso posible, como antes, cuando era la más fuerte, por la sencilla razón de que sigo siendo la misma.

Los incidentes cotidianos no son excusas, se vuelve a salir, a respirar si nos ahogamos un poco. No estoy mal, de hecho, estoy muy bien. Pase lo que pase.

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