lunes, 6 de mayo de 2013

En alguna parte...

Al margen de altercados y sucesos que en apariencia parezcan graves, a mí a estas alturas no me lo parecen, y la única preocupación y sensación constante, el único sentimiento que no cesa y me provoca falta de apetito y desidia, es básicamente la soledad. Y no una soledad física, claro, ya que últimamente he estado rodeada de mucha gente, sino ese sentimiento que se experimenta cuando crees que tu tiempo se diluye de la forma equivocada con quien no deseas estar, porque lo que realmente quieres es compartirlo con alguien que lo revalorice. Lo lamento, yo sí creo que no todo el mundo es compañía, que existen personas que únicamente pueden complementar una circunstancia y que cualquier circunstancia no es susceptible de ser vivida con cualquier alguien. Mi presente es solitario porque no me sirve cualquiera.

Ahora es cuando comienza a notarse ese cansancio constante y la pereza de sonreír cuando no estás animado por nada concreto. Entre todo eso hay buenos amigos que no demandan energía, más bien te la dan, pero bueno... En general siento mi vida muy estúpida. Siento un fraude emocional, fraude social, fraude existencial, y vivir esta deriva no me gusta. ¿Qué pasará mañana? Mañana pasará y ya está, y lo peor es que cambiarlo no es siquiera un objetivo cuando estalla la desilusión.

Es un oscuro laberinto, que debe albergar la salida en alguna parte pero de momento no está a la vista. Sería mucho más divertido en equipo. Pero parece ser que existimos algunos solitarios, tarados, frustrados y vehementes, indeseables o deseables un cierto tiempo, que por mucha voluntad que le pongamos no salimos ni solos ni acompañados.

Supongo que no he llorado todo lo que debería y por eso me da igual partirme el labio contra la acera o tirarme por un puente. Y aún así me siento infinitamente peor que si llorase.

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