domingo, 12 de septiembre de 2010

El pelo azotado por el viento

Vuelvo a las palabras. No me gusta sentir que sólo comparto adversidad, pero últimamente hay poco de otras cosas.

Desde que llegué de Ibiza he experimentado una infección de orina con resultado en el hospital, una infección auditiva leve, un herpes labial y una tendinitis en el codo (sigo de baja laboral). Si todo eso es poco, sumamos que mis padres no están muy agusto con mi comportamiento (ni con nada en mi vida) así que estoy buscando alternativas para mejorar la situación. Tengo que darle las gracias a mi considerado hermano, motor de esta causa destructiva.

Dentro de ese cúmulo adverso, además, se han vertido algunas informaciones 'dudosas' sobre mí que alteran lo que quiero, personas que realmente me importan, para las que siempre estaré. Y por supuesto, me duele. No soy perfecta, y lo siento más de una vez al día (por desgracia) todos los días, pero no soy mala, y no actúo con premeditación y alevosía para sembrar la discordia.

Pero hasta ahí, el resto es simplemente ordenar mi mente y tratar de lograr una comunicación más fluída con alguna persona más... y sentir que lo que deseo es posible, porque si no... mejor nos dedicamos a encontrar el modo de otra forma.

He conocido a alguien importante estas semanas y no es un hombre. Digamos que estoy ahondando un poco más en ella, a pesar de conocernos algún tiempo antes. Es un mundo grande en sí misma, sé que su alma quiere escaparse de todo y volar tan alto como pueda. No quiero sentirme defraudada nunca, si empieza a ser importante perderé demasiado. Sé que mi mente puede empezar a despegarse de la realidad encontrando alternativas fuertes en su mundo, en su voluntad, en su afecto, en su confianza. Sé que sus ojos jóvenes reflejan experiencias de muy mayores, algunas que ni se llegan a albergar. Podría llorar en su hombro si quisiera y no le importaría.

Por otra parte, la chica del alma libre comparte otra unión conmigo: su hermana. Son dos partes diferentes de un todo familiar que observado en conjunto funciona, y es quizá más afectivo que mi núcleo, aunque no lo perciban siempre. Quiero mucho a las dos, cada una me aporta significados distintos y mundos dinámicos. Así que, pretendo ser un nexo y nunca un obstáculo.

En general esta semana ha sido intensamente contrastada. Ayer conocí al probablemente ideal de belleza de mi amigo el escultor (aunque ahora también pinte). Y no fue sólo porque la chica en cuestión fuese preciosa, es que su sonrisa y sus gestos eran completamente hipnóticos de lo equilibrados y bellos que resultaban.

Tengo conocidos importantes al margen. Lo menos previsible es encontrar amigos de fiesta pero... me ha pasado anteriormente también que, de repente, alguien se revela como una sorpresa cálida. Y lo llamo así porque ese mundo puede ser frío y sintético.

No quiero anticipar acontecimientos, sobre todo sobre mis expectativas con los demás, y sembrar así una profecía mítica. Prefiero que este blog sea un análisis al margen, no una pauta o guía para nadie.

Si se llega a conocerme se corre el riesgo de aparecer, de encarnar mis preocupaciones y ser protagonista anónimo. Es algo más a aceptar, como el resto de lo que me conforma.


El título de la entrada es una sensación que me encanta, me relaja y me llena de vida al mismo tiempo: sentir el pelo azotado por el viento. Ya puede ser en el coche de un amigo, en una moto llamada Dolores, mirando el puerto de Ibiza o los peces del río Segura...

No hay comentarios:

Publicar un comentario