sábado, 1 de junio de 2013

Por un puñado de tierra

La Historia de la Humanidad: llegar a un lugar distinto, tomarlo haciendo uso de la fuerza, aniquilar a sus habitantes o someterlos, e imponer tu estilo de vida simbolizado, a poder ser, en una obra arquitectónica o escultórica gigante.

Ahora hay personas que tratan de estudiar y cooperar con otras culturas (como si tuvieran que devolverles el favor por haberles oprimido y masacrado), y otros quieren salvar a los animales y liberarlos del sistema, incluso. ¿No queda suficientemente patente el hecho de que el hombre es inhumano?

Para empezar es inhumano un sistema que te obliga a pagar por la tierra, por el agua y por la comida. Donde no se puede comerciar en la calle libremente con objetos fabricados por ti mismo si no es a cambio de dinero. Donde lo diferente es una amenaza en vez de una oportunidad.

Los americanos se jactan en los diálogos de las películas en recordar que fue la tierra de los aventureros que encontraron la oportunidad gracias a su propio esfuerzo. ¿Qué pasa con los nativos americanos entonces? ¿Dónde queda la otra parte de la historia?

Asesinos, ladrones, mentirosos... vivimos conscientes del crimen y seguimos como si nada. Y seguir en esto es repugnante, indecente y degradante. Y lo peor aún, es indiferente.

Cuando ves tanto quieres cerrar los ojos, pero sabes que tienes que volver a abrirlos. No sé qué lugar puede ser bueno para refugiarme cuando nada de lo que hay alrededor me convence.

Somos una especie de víctimas y criminales al mismo tiempo orgullosa de su propia vida, de su origen y su trayectoria. La sinrazón más absoluta.

Me gustaría creer en un futuro de cambio donde se acabe con el hambre y con el sufrimiento a nivel mundial, donde todos tengamos un lugar, dignidad y respeto. Donde el trabajo diario sirva para el bien común. Me gustaría que cualquier persona fuese educada con las mismas oportunidades y que en base a sus capacidades desarrollase una labor u otra. No sabría bien plantear el tema de la libertad, ya que es, en sí misma, inversa a un sistema. Supongo que cualquier sistema es limitante, incluso la ausencia misma de éste. Pero estamos contenidos en un tiempo y un espacio, no se puede ser tan ambicioso. No me importaría nada que personas más inteligentes que yo o con mayor voluntad ostentasen cargos de responsabilidad civil y que eso les mantuviese en un estamento superior al mío. No me importaría nada con tal de que todo el mundo tuviese comida y techo. Padecemos gobiernos conformados por indocumentados y no nos quejamos, no lo vemos descabellado.

Es tan triste como el perseguir a gente que se ama con independencia de su sexo, que quiere vivir junta y formar un hogar. Un verdadero hogar no tendría por qué tener número ni sexo, sólo amor.

Pero no creo que mis cansados ojos de 1985 logren ver un paraíso semejante, a pesar de ser aún un poco jóvenes. No me costaría nada dar la vida por una causa semejante pero tampoco sucederá...

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