miércoles, 12 de junio de 2013

Koi

Es común el error de cometer actos egoístas pensando que en realidad lo haces por otro, proyectando tus propios sentimientos, de ahí que preocuparse de lo que queremos al margen de lo que otros quieren sea en sí más honesto, y que prestar ayuda sea algo que responda a una llamada y no a una imposición. Hay bondad en la naturaleza del fin, pero no éxito práctico. No a la larga...

Hay un dolor profundo en todos nosotros, aunque también una fuerza desconocida.

A veces redacto largas cartas mentales de cosas que aún diría a alguien, de hecho muchas veces llego al punto de escribir. He llegado a enviar algún correo. Pero no sé si hacerlo en este punto tendría sentido ya, no es que no me atreva.

He encontrado algunas historias que me dan esperanza y deseo hacer algo por vivir como quiero. ¿Por qué las personas llegan a renunciar a lo que aman? Siempre me ha parecido que dejarse el alma es la única manera verdadera de hacer, y sin embargo, yo sólo sé ser así por algo. Lo demás... va más lento.

Si me despertase una mañana con el ímpetu con que corro, cojo un autobús, un coche o viajo a la luna por alguien, ya habría conseguido vivir bien. ¿Por qué no me sale? Supongo que me paro demasiado a mirar las piedras en el camino y de la otra manera nunca dudo.

Los recuerdos son perfectos siendo recuerdos, pero debo crear otros nuevos sin la sensación de que los de ahora son peores.

Vivo enamorada de un sentimiento que no todos quieren, por el que no todo el mundo se desvive, que otros incluso evitan, pero no puedo hacer nada, es algo que me enloquece y da sentido a lo demás, es el hilo conductor de mi vida, y caigo en el error del principio una y otra vez pensando que el resto miente cuando dice que no lo necesita (porque para mí no hay más).

No hay comentarios:

Publicar un comentario