viernes, 13 de abril de 2012

Social media

En una era en la que lo privado se hace público por voluntad propia, creo que conviene proteger la intimidad.

No sé si llamarlo fetichismo, narcisismo, egocentrismo, exhibicionismo, todo a la vez o nada de eso, pero ¿nadie analiza que un extraño podría tener tu evolución vital en años compilada en su pc?, ¿que ese material le otorga un margen de acción y conocimiento?. Me preocupa, sobre todo por el uso que no hago yo y hacen otros de mis imágenes. Hay una banalización en la fotoexposición, un yo imperante que se reivindica entre la multitud convirtiéndose con ello en la misma masa que actua con clónicos patrones. Queremos ser individuos y somos masa, queremos ser mejores y somos exactamente iguales. ¿Dónde está el carácter crítico que va a sacarnos de esto?.

Creo que quiero desligarme cada vez más de ciertas modas, tendencias, novedades o lo que sea que deba usar para estar a la última. Ahora es instagram, otro día será 'pepito'. Me cansa...

Frenético, todo es frenético y el diseño se presta a servir a ello, a servir a gente que sigue a otros, otros que se lucran, olvidando los que padecen, y yo padezco pena inmersa en este mundo al que un día quise mejorar con el Arte para darme cuenta más tarde de que sólo es una herramienta más al servicio del poder. Y creo que detesto el control, que casi tres décadas de control han sido suficientes, que no quiero estar alienada nunca más, ni debilitada. Y hablo desde la apatía y la frustración, desde la parálisis y la demagogia, pues no puedo hacer gran cosa, y consumo redes sociales como todos para seguir en la utopía y la ingenuidad de que igual publicando algo alguien lee por casualidad y se replantea algún aspecto que le haga analizar esto mismo.

Sólo podemos salvarnos nosotros mismos, si acaso alguien te presta su ayuda aprovéchala, aprovecha el tiempo que te ceda y trata de hacer algo grande, lo más importante que puedas. Y sigo diciéndomelo a mí misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario