miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿Y ahora qué?

El insomnio nocturno está destruyendo mi escaso equilibrio mental. Noches en blanco, mañanas de dormir algunas horas, pupilas sensibles a la luz todo el día, dolor de cabeza, tristeza... Quiero acabar y tratar de normalizar mi descanso, sobre todo porque me produce sobre-reflexión y me da por analizar comentarios o acontecimientos que ya no tiene ningún sentido recordar. Y de repente esta noche he recordado que no he dicho algo muy importante en mi legítima defensa, y con ello me refiero a esos puntos que necesitas matizar antes de dejar de hablar a alguien. Pues sí, como apenas soy obsesiva en ese aspecto hay algo que me reconcome y no he dicho, y no entiendo cómo pude olvidar un alegato tan contundente. Ahora viene el dilema de qué hacer, si sobrellevar mi insomnio y preservar mi dignidad o tirarla por el suelo completamente y aventurarme a lanzar una botella al océano con un mensaje que a nadie importa excepto a mí. ¿Por qué soy tan imbécil? Porque no sé parar. No sé parar cuando la realidad que me venden es injusta u observo tanto conformismo hiriente. No entiendo cómo hay gente que construye unos refugios mentales tan ilusorios y aún así le funcionan.

Mentiras convertidas en realidad. Reconversión ficticia de la historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario