lunes, 10 de enero de 2011

zum Glück bleibt uns noch Zeit

¿Podría ser éste un año afortunado por la simpleza de su carácter? ¿Acaso un año de ayuda mutua? Desde luego, empieza con caídas de hasta diez años, alguna que otra discusión, evasiones, risas por parecidos grotescos, cierta desconexión, paralela conexión, algo de inquietud, más esperanza y un poquito de ilusión.

Me alegro por los progresos de mis amigos, desde aquí les deseo suerte, que no es más que fortaleza para explotar su talento. Ojalá podamos todos... vivir como deseamos.

Los que experimentan sustos o desengaños que piensen en su juventud. Cuando se cierra una puerta sólo podemos mirar por la ventana, respirar, pensar, llorar (si hace falta), pero nunca saltar.

Hay daños irreparables. Pensar de otra manera en mi opinión es autoengaño, pero no por ello podemos pararnos regodeándonos en el dolor y la pérdida, no indefinidamente. Mirar atrás es humano, comparar también lo es.

Puedo hacer magia si me tienden la mano, y construir un mundo precioso para quien me necesite; pero nada de empujones, ni atropellos, ni imposiciones o presunciones, o el hechizo se acaba.

No siempre somos equitativos, pero se puede mejorar.

No tengo una verdadera noción de si experimento un estado ideal dentro de las actuales posibilidades, pero me siento bien, en paz y en orden. Sólo falta empezar y ser constante... tan fácil de decir y tan difícil (sobre todo esto último). Pero desde mayo de 2009 he tenido tiempo. Mi vida va a ser otra.

No vivo como esperaba vivir, pero soy como quería ser, como quiero ser. Parecer no me interesa, y el estar... es siempre relativo.


Adiós 2010, has sido un año hito como lo fue 2006, aunque más sereno. Espero conservar todo lo bueno que me has regalado.

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