lunes, 31 de enero de 2011

El año del naufragio

Dentro de una semana cumplo 26 años. En 2006 me regalaron una mentira; una mentira con la que soñaba. En 2007 no lo recuerdo, pero fui a Barcelona y lo pasé muy bien. En 2008, aparte de recibir una cámara de fotos que perdí al año siguiente, fui a París. En 2009 me regalaron una sombra de ojos y fui a Arco para evidenciar la decadencia. En 2010 recibí una composición fotográfica repleta de imágenes de personas que ya no forman parte de mi vida y un beso que fue otra mentira, tan grande como la de 2006.

No sé qué pasará en 2011, pero podrían regalarme una verdad, por cambiar un poco. Una verdad con la que sueñe o que espere, que no desaparezca ni se estropee.

Sólo he sido amada por una persona, pero no pienso que al final me correspondiese. A veces llegué a pensar que me quería más que yo a él, pero no fue así. Y nada me convencerá nunca de lo contrario. No fue así.

Por una vez podría llegar alguien que no fingiese en nada, que lo diese todo como yo. Y sólo hablo así porque es febrero, y en febrero puedo hablar de amor.

Es mi mes, es inevitable. Ver pasar las hojas del calendario para... sentirme la misma distracción de turno de todos los años en la vida de 'x'. Sería fácil decir que no me importa, pero no. Sí me importa.

Es una posibilidad, que pasado un tiempo no quiera nada de lo que escribo, que me canse la espera y los '¿por qué?' y '¿cual es el problema?' y pase a ser lo que para mí no es ni quiero que sea. O que sea yo quien lo acabe. Porque a alguien le toca siempre acabar con las cosas que no van, aunque se cargue con el papel de malo sin serlo. Lo veo mucho más valiente y honesto que andar puteando a la gente, dando largas o no diciendo nada...

Este va a ser el año del naufragio, de saber que estamos en medio del mar. Hay que saber salvarse, luchar para salvarse, luchar para no ahogarse, salir a flote. Sabemos todo lo que hemos perdido, sabemos que estamos en el mar, y sólo podemos asumirlo y buscar alternativas para volver. Hay que volver como sea. Resucitar. Porque si no todo nos olvidará a nosotros, incluso cabe la opción de olvidarnos a nosotros mismos, y no podemos dejar que pase.

Te daría la mano en las peores circunstancias afrontando cualquier consecuencia.



Prefiero a los amigos intermitentes antes que a los de cien a cero y hasta siempre. Porque los amigos de verdad son los que están aunque pasen los meses, a los que acudes con un problema aunque apenas os veais y te responden. Así que cada cual que mida su implicación para no caer en la decepción. Yo estoy hecha a la idea, lo raro es que la gente no te falle.


Parrafadas de lunes. "The boy in the striped pyjamas" en la mesilla. Proyecto First para diciembre (tal vez). Algunos otros en mente (por decidir).

Reapertura de la filmoteca ya.

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