lunes, 29 de marzo de 2021

Quemar los puentes

Llevaba tiempo queriendo escribir pero necesitaba descansar. Mi nuevo trabajo de subsistencia me está consumiendo la vida. Al principio estaba tan cansada que apenas aprovechaba el resto de las horas. Pero creo que mi cuerpo se está acostumbrando. Hoy incluso he ido al cine.

Es una pena que después de dar mucho y hacerlo bien todo se vaya a la mierda. Es ley de vida, lo bueno se acaba, y el final es lo que da sentido también a la experiencia. Vamos a intentar conformarnos con eso, qué remedio. Duele especialmente cuando alguien que quieres te dice que te jodan o que te metas en tus asuntos, cuando ves que la reacción constante es quemar todos los puentes limitando el poder volver atrás, tirando por tierra todo lo construido. En los malos momentos es cuando conoces a las personas de verdad. Pero bueno, vamos a pensar también que toda esta exacerbación y dramas fuera de control son los patrones maternos interiorizados, que se repiten una y otra vez. Que la victimización es la excusa cómoda para no afrontar las consecuencias, para no solucionar nada realmente. Porque las soluciones requieren valentía, amor y, sobre todo, dejar de lado el orgullo. Pero estoy demasiado cansada para hacer un análisis más extenso, dejémoslo simplemente en que yo no me merezco esto. Vamos a hablar claro, vamos a ser honestos: merezco algo mejor que toda esta mierda.

No pasa nada, siempre he valorado lo bueno mientras dura, lo muy bueno, lo increíble, lo excelente, y he vivido con lo mejor que tenía, pensando en lo mejor para la otra persona, anteponiendo su comodidad a la mía. 

Estoy bastante satisfecha. Creo que he sido pragmática, positiva y optimista como nunca.

Pero todo ardió.

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