Últimamente, cuando estoy en la librería, pienso muchas cosas interesantes de las que hablar en el blog, o cuando me acuesto, pero no las apunto y se acaban olvidando. Siempre confío en recordarlas pasado el tiempo, por lo bueno o positivo que albergan, pero nada... se van.
Cuando estoy allí, también suelo desear poder leer las obras clásicas que me interesan, pongo la mano encima como si fueran realmente tesoros y me maravillo de la cantidad de opciones que hay y lo mucho que hemos perdido el tiempo aburriéndonos. Surge además un sentimiento de necesidad, de querer poseer todos ellos para que se queden conmigo siempre, como todo lo que colecciono y meto en carpetas, pero no para que acumulen polvo, sino para que conformen mi mundo a todas horas. Sé que es inabarcable, pero no puedo evitarlo. Como cuando veo imágenes perfectas, de una calidad inimitable.
Tengo muchas obligaciones antes de acabar el curso, pero me apetecía escribir. También un sentimiento de agobio pensando si seré capáz de aprobar las ciencias en septiembre. Sin ello no podré seguir en la escuela, supongo... Tengo decidido que retomo publicidad en septiembre, empezaré en octubre. Es por esto que aún no sé si aguantaré hasta finalizar el contrato el 19 de octubre. Sería acumular 6 meses de experiencia, y mamá dice que cobraría hasta el paro. No es sólo por el dinero, realmente espero que la matrícula corra por su cuenta. Ella sabe que necesito ahorrarlo todo para invertirlo en un futuro mejor, un futuro para mí.
El miércoles que viene es la cita con el doctor. No creo que sea decisiva, simplemente repetir las pruebas y ver qué se hace. Así que recibiré la noticia, quizá, inmersa en un cúmulo de entregas. La sombra del suspenso sobrevuela malévola más de una asignatura, cosa que el curso que viene no pasará (veo mis buenos trabajos del principio y me da pena).
El verano en Murcia para mí no es vaguear, es aprovecharlo al máximo. Necesito mi ordenador con Internet para funcionar, aparte del resto de materiales. Desde aquí prometo dedicar algo de tiempo al Arte, que últimamente he tenido apartado en radical. También algo de obra gráfica mostrable y alguna cosilla más.
Sigo queriendo tener un perro, a veces siento que me hace falta, que disfrutaría muchísimo con él. Mi perro, mi piso (da igual si compartido o no), mi trabajo, algo de tiempo para viajar y crear... Tan fácil y tan difícil.
Hace días que siento la ciudad algo más cercana, y que me llevo lo bueno de los ratos que dispongo. Ayer asistí a un concierto realmente bueno, y una agradable cena en buena compañía. Sin expectativas, el mejor plan. Estaba cansada, y tenía sueño, los cuadernillos de vacaciones pesan... así que a las 2 en casa, para descansar y trabajar con ánimo hoy.
La semana que viene igual, agenda de conciertos, como la siguiente.
Me gustaría hacer alguna cena de compañeros de trabajo antes de irme de allí, vivir algo que recordar con ellos, igual que con los de clase, pero cada vez lo veo más difícil. Aunque lo parezca no somos un grupo compacto, y la gente que más se queja es la que menos hace por congeniar.
Volveré cuando tenga algo que decir, necesidad o tiempo para ello. No quiero siquiera pensar en las cosas que me hacen realmente daño, y escribir me suele llevar a ello... o quizá sea la noche.