Porque lo imperfecto es lo más seguro. Y no, no defrauda, pues su medida no se rige por parámetros estancos. Es el tiempo de impurificarme con todo aquello que me apetezca. Pecado público o privado, la diferencia es mínima. Lo escandaloso no es más que una percepción proveniente de una mirada censora. Tan libre como ser de izquieda, derecha o ninguna. Quiero ser mi fantasía dentro y fuera. Así es como me gusta vivir, sin pensar en lo que opinan otros, como cuando comparto mi cama. Si puedo lo hago. Si me gusta lo consigo. Y el salto mental hacia el interior es una barrera que no impongo, es posible conocerme o no hacerlo. Sumo y sigo. No es una llamada de atención constante, es una constante vivencia del estilo que nadie afronta como propio por... ¿'miedo'?. Esa palabra tan absurda que sinceramente ahora mismo desecho. Mi juicio es excelente, mi mente y mi corazón están limpios.
Calma. La máxima momentánea. Soy felíz porque no estoy mal y tengo fortaleza para mirar a cualquiera directamente a los ojos. Nada que perder, todo por ganar.
Voy a moverme en tantas direcciones como me apetezca porque no me siento determinada. Pueden soplarme esperanza, es posible que la necesite, como cuando caigo en agujeros pequeños por querer a algunas personas. Porque me importa como me miran unos pocos, y es humano. Quiero compartir, porque me sabe mejor la vida aunque sola también pueda.
Quedan apenas cuatro meses para cerrar el ecuador. La búsqueda de salidas sigue vigente. Sin prisa pero en movimiento.
El paraíso es sublime, y cada uno debería decidir en su interior lo que esta idea significa y qué necesita realmente para hacer de su vida un edén. Yo ya lo sé.