El vendaval subconsciente siempre cesa, y mi mente turbia vuelve a la calma, como si nada malo pasara. Objetivamente nada pasa, nada que no pueda hablarse teniendo muy presentes nuestros sentimientos.
El sábado cierran otra vez los bares y restaurantes, sumado al confinamiento en la ciudad. Esperemos que no sean necesarias medidas más drásticas.
Cuesta estudiar con la mente en las nubes.