Hay que saber pedir perdón y saber dar las gracias... pero también hay que saber decir basta. Son las historias de las almas que no nos tocan y que no quieren ser tocadas, paredes contra las que chocamos una y mil veces sólo por ilusa obsesión de que al final lograremos traspasarlas pero... la realidad es bien distinta.
Me salvan mis amigos, mis buenos amigos, la gente que me quiere a su lado, los que de verdad están, los que quieren escucharme, los que quieren bailar, los que quieren viajar, los que de verdad quieren crecer junto a mí...
Tengo muchas personas en el corazón, que no estén aquí no significa que no los ame, que no esté junto a ellos no significa que los olvide.
Yo no sé olvidar.