Tiene que ser jodido. Pero para mi desgracia vivo en la otra parte. El mundo de los que tratan de hacer lo correcto, los que se levantan para ir a un trabajo que no les gusta, los que lloran en silencio, los que hacen reír a los demás incluso, los que se esfuerzan por ayudar aunque les cueste tiempo, y sobre todo, los que esperan.
Por eso soy puntual, y me gustan los abrazos y los besos, y no pienso en que se acaben mientras duran, y le pongo ilusión y ganas, incluso si lo predecible es que no haya mañana.
Tampoco tenemos más.